Francisco Ontañón, de los fotolibros a la cruda realidad en un solo disparo

Francisco Ontañón (Barcelona, 1930- Madrid, 2008) es uno de los máximos exponentes de la fotografía española en la  segunda  mitad del siglo XX. Su obra, que siempre tuvo la intención de convertirse en una herramienta útil, está cargada de un estilo radical y poco formalista, inmediato y natural.

La vida de Ontañón giró siempre alrededor de la fotografía, tanto desde una vertiente profesional como desde un perfil de autor. La exposición «Oficio y creación», alojada en la Sala Canal de Isabel II de Madrid, reúne y hace dialogar a esos dos mundos a lo largo de toda su carrera. La muestra se podrá disfrutar hasta el próximo 3 de noviembre y situará al espectador frente a una serie de imágenes cargadas de realismo y empatía.

La vida a través de un objetivo

Ontañón dio sus primeros pasos en la fotografía en Barcelona, formando parte de los grupos fotográficos más importantes de ese periodo, como AFAL y La Palangana, compartiendo con ellos el deseo de renovar la fotografía, tanto en su estética como en sus funciones. A los 23 años se trasladó Madrid, para incorporarse a Europa Press como reportero. Fue aquí donde comenzó a desarrollar ese estilo tan personal de reportaje documental, directo y cercano.

Entre sus obras es importante destacar los retratos de algunas de las celebridades y figuras más importantes de la España de la época. Raphael o Karina son tan solo dos ejemplos de la enorme importancia que tuvo Francisco Ontañón en el círculo fotográfico del momento. Estrellas de cine, políticos, cantantes… fueron muchos quienes posaron ante un objetivo capaz de captar la realidad sin interferencias.

Trabajó para medios como El País Semanal o AMA pero fue en La Actualidad Española donde realizó bastantes reportajes de autor sobre los más diversos temas a través de los cuales captó la realidad de la España del momento con todos sus contrastes, claroscuros, simbología y celebridades.

Francisco Ontañón, un estilo propio

Su labor como reportero se complementaba con una faceta más creativa, a través de la realización de fotolibros (con Miguel Delibes o Luis Carandell, entre otros), fotografía de animales, reportajes turísticos y dos ámbitos en los que trabajó de manera destacada: las cubiertas de la mítica colección «Libro de bolsillo» de Alizanza Editorial y la extensa labor para las portadas de los discos más escuchados del momento. Su estilo aportaba frescura e innovación a un género que, hasta entonces, no se había explorado en profundidad.

«Oficio y creación», que cuenta con unas 220 fotografías de Francisco Ontañón, reúne por primera vez las dos vertientes de la trayectoria de este genio: su perfil profesional y su faceta vinculada a la fotografía de autor a lo largo de sus cinco décadas de trayectoria. Sus trabajos cubrían prácticamente todos los campos, temas y especialidades, y siempre lo hizo desde la creatividad y la innovación.

Su estilo, poco ortodoxo y cargado en ciertas ocasiones de oscurantismo o imágenes borrosas, se mezclaba con una empatía innegable que mostraba los aspectos más crudos a la par que los más tiernos de la realidad española. La versatilidad de Francisco Ontañón le permitía retratar el éxito y el fracaso con la misma delicadeza y, a día de hoy, le permite seguir siendo una de las grandes figuras de nuestra fotografía.

Imagen destacada: Marlene Dietrich a su llegada a Madrid. 1960. Francisco Ontañón. Canal de Isabel II

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