Adobe ha presentado un vestido digital que cambia de diseño y de color gracias a un mando a distancia que controla la apariencia de las lentejuelas con las que se ha tejido.
La investigadora Christine Dierk salió al escenario enfundada en un ceñido vestido digital que, a primera vista, parecía más adecuado para asistir a un cóctel que para hacer una demostración tecnológica. Pero, de repente, saltó la sorpresa y el público presente emitió un «ooohhh» de admiración. Si esta tecnología cambiará o no la industria de la moda es algo que el tiempo dirá, porque ya hemos visto muchas innovaciones que se han quedado en nada.
En lo que se refiere al corte y confección, ya nos sorprendimos con la fibra digital capaz de almacenar información o con vestidos creados gracias a impresoras de 3D. Y no es que nos crucemos con muchas prendas de este estilo por la calle.
vestido digital y sensitivo
El caso es que el vestido digital de Adobe puede cambiar de color y patrón en respuesta a la música, el movimiento y el entorno. El vestido, llamado «The Dress», está hecho de una tela tejida con lentejuelas que contienen sensores y microprocesadores. Estos sensores detectan cambios en el entorno y transmiten esta información a los microprocesadores, que luego controlan el color y el patrón de las lentejuelas.
El vestido se puede utilizar para crear una variedad de efectos visuales. Por ejemplo, para crear un efecto de baile de luces o para proyectar imágenes o texto en la tela. El vestido digital también se puede usar para crear efectos interactivos, como cambiar de color cuando el usuario se mueve o cuando se acerca a un objeto.
otra revolución en la industria de la moda
Adobe está trabajando con diseñadores para crear nuevos vestidos con lentejuelas inteligentes. La empresa cree que esta tecnología tiene el potencial de revolucionar la industria de la moda, permitiendo a los diseñadores crear prendas que sean más expresivas e interactivas.
Creado bajo la iniciativa «Project Primrose» de Adobe, este vestido digital, como lo definió la investigadora que hizo las veces de modelo, está compuesto de lentejuelas que fueron descritas por Dierks y sus coinvestigadores el año pasado en un artículo presentado en una conferencia de tecnología. Esas lentejuelas son en realidad «módulos difusores de luz reflectante». Por no perdernos en tecnicismos, podemos decir que cada una de esas lentejuelas es una pequeña pantalla interactiva.
¿y si apostáramos por la sostenibilidad?
En todo caso, puestos a cambiar la industria de la moda, preferiríamos que se inventara algo para hacerla más sostenible. En un esclarecedor editorial publicado en Nature, la prestigiosa publicación llama a la reconversión de la industria de la moda, una de las más contaminantes. Los datos aportados por la revista son demoledores: en 1995, la industria textil produjo 7,6 kilogramos de fibra por persona en el planeta. Para 2018, esta cifra casi se había duplicado a 13,8 kilogramos por persona, tiempo durante el cual la población mundial también aumentó, de 5.7 mil millones a 7.6 mil millones de personas. Ahora se compran más de 60 millones de toneladas de ropa cada año, una cifra que se espera que aumente aún más, a alrededor de 100 millones de toneladas, para 2030.
La culpa de esta tendencia es de la llamada «moda rápida», basada en lanzar nuevas líneas cada semana, cuando históricamente esto sucedía cuatro veces al año. Hoy en día, las marcas de moda producen casi el doble de la cantidad de ropa que tenían en 2000, la mayor parte hecha en China y otros países de ingresos medios como Turquía, Vietnam y Bangladesh.