El potencial de las células madre de los dientes permitiría el tratamiento de determinadas patologías y lesiones. ¿Has pensado en conservar el último diente de leche de tu pequeño o, incluso, una de tus muelas del juicio? Necesitarás acudir a un banco dental.
Las células madre son uno de los múltiples campos de estudio vinculados a la medicina. También sus aplicaciones para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por una enfermedad. Dentro de este contexto, los científicos a lo largo de estos últimos años centran sus esfuerzos en un tipo en particular: son las denominadas células madre mesenquimales. ¿El motivo? Su empleo en terapias celulares con enfermos de isquemia cardíaca o Alzheimer. Incluso en contextos relacionados con la pérdida de hueso o dientes.
“La realidad demuestra que las células madre mesenquimales se pueden obtener de diversos tejidos. De ellos, la pulpa dental está considerada una fuente rica porque sus células tienen un potencial de proliferación superior en comparación a otros tejidos como la médula ósea”, explica Martina Sánchez Gisbert, odontóloga general y profesora asociada de la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia. Esta experta se hace eco de un trabajo publicado por George T-J Huang (investigador de biociencia) y Stan Gronthos (profesor de biología de células madre y medicina regenerativa) en 2009 en el que recogían que las células madre de esta pulpa dental pueden replicarse de 60 a 120 veces, el doble que las extraídas de la médula ósea.
¿Qué son los bancos dentales?
La pulpa dental es, precisamente, una de las cinco clases de células madre mesenquimales que contiene un diente humano y la obtenida de los dientes de leche concentra un gran potencial. De ahí que cada vez se hable más de un tipo específico de banco dental, el de los dientes de leche. Como manifiesta Juan Carlos Pérez Varela, presidente de la Asociación Española de Ortodoncia, “son bancos de tejido especializados en pulpa dental y células madre dentales. Esta pulpa posee potencial suficiente para tratar patologías o lesiones porque sus cualidades permiten regenerar piel, huesos, cartílagos, músculos, nervios y otros tejidos que hayan podido dañarse por diferentes enfermedades”.
Estos servicios se ofertan a través de empresas privadas que trabajan tanto con dientes de leche como definitivos y muelas del juicio. Así, la pieza dental se deposita en un kit esterilizado que se envía a un laboratorio para su posterior tratamiento.
Eso sí, los dientes tienen que cumplir una serie de requisitos: “No deben haber tenido pulpitis o necrosis pulpar causada por caries, fracturas o problemas endo-periodontales. Tampoco valen los desgastados con turbina o pieza de mano para realizar su extracción. Es importante que la muestra la extraiga un odontólogo”, recuerda Sánchez Gisbert. En España, la empresa Dencells Diomedical Institute (Murcia) es pionera en el tratamiento de células madre dentales.
La clave está en la crio-preservación
Ya en laboratorio, y extraídas las células madre de la zona del diente que se desea, se prepara todo lo necesario para su crio-preservación. Se emplea nitrógeno líquido y tanto las células como sus tejidos se congelan a temperaturas que oscilan entre los -80ºC y los -196º. “Se procede de este modo para mantener suspendidas sus funciones vitales celulares y detener las reacciones bioquímicas que produciría la muerte celular durante mucho tiempo”, argumenta Sánchez Gisbert.
Es decir, se trata de conservar estas células madre dentales en las mejores condiciones posibles para garantizar el acceso a terapias regenerativas en el futuro que resulten seguras y de calidad. En cuanto a los beneficios terapéuticos, los tratamientos consistirían en reemplazar las células enfermas por células sanas y funcionales. “La gran ventaja es que la compatibilidad con el paciente es del 100% y pueden conservarse durante toda la vida. Además, es muy probable que en el futuro se demuestre su utilidad con familiares”, apunta Pérez Varela. En cuanto al desembolso económico de este proceso, el presidente de la Asociación Española de Ortodoncia calcula un importe de unos 800€ más una cuota de criopreservación anual de 100€.
Un futuro prometedor
Las investigaciones pronostican el desarrollo de tratamientos prometedores motivados por la capacidad reparadora e inmunomoduladora de estas células madre. Pérez Valera insiste: «Existen razones de peso para atesorar las células madre de nuestros dientes. Los avances en medicina regenerativa a través de este caudal, que anida las piezas dentales, son sorprendentes».
En países como Estados Unidos esta práctica se encuentra bastante extendida si, por ejemplo, se compara con el caso español. “Si alguien se lo puede permitir es una apuesta de futuro por su potencial terapéutico aplicado a la terapia celular, la ingeniería de tejidos y la medicina regenerativa”, sugiere Sánchez Gisbert, que criopreservó la última muela del juicio que le extrajeron. De igual forma, se cree que el tejido dental derivado de las células madre mesenquimales se podría aplicar en tratamientos relacionados con el cerebro y el corazón.
Al igual que sucedió con los bancos del cordón umbilical, quizás dentro de unos años los bancos dentales se extiendan. Sólo será posible con el apoyo de la extensa cadena de profesionales que participa en este proceso: odontólogos, biólogos, personal químico, bioquímico, médicos, personal de laboratorio…
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Imágenes | Asociación Española de Ortodoncia y Pixabay