¿Que no cambio la cara de Mona Lisa por la de Benedict Cumberbatch? Sujétame la copa

La manipulación de imágenes y video para introducir, sin que se aprecien, nuevos elementos en el original no es algo nuevo, pero el desarrollo de la tecnología está empezando a alcanzar la perfección en este proceso, algo inquietante que viene a añadir más preocupación en un entorno marcado por las “fake news”. Ya vimos como al mismo Obama le tocó ser conejillo de indias para una inteligencia artificial que, utilizando técnicas de reconocimiento facial, generó un video falso del expresidente de EE.UU. Ahora le toca a la Mona Lisa, a la que investigadores de Universidad de Cornell (EE.UU.) y Adobe Research han cambiado el rostro para repintarla con los rasgos de Benedict Cumberbatch. Y no es que no seamos muy fans de nuestro Sherlock favorito pero tampoco nos parece bien gastar bromas con la obra de Leonardo Da Vinci, poseedora de nuestra segunda sonrisa preferida.

El caso es que este equipo de investigadores, liderados por el profesor Fujun Luan, han desarrollado un algoritmo que puede insertar objetos de forma casi inapreciable en las imágenes, integrándolos en el estilo de la obra. Para probar su hallazgo, además de la Mona Lisa, han manipulado otras obras de arte y, así, también han retocado con su pincel virtual pinturas de Picasso o van Gogh. A uno le han puesto unas gafas de sol y, en la obra del otro, han introducido un ovni. Sí, como suena: un ovni…y da el pego. 

Aunque, a primera vista, pueda parecer sencilla esta manipulación de imágenes, tiene su complicación pues el resultado final debe pasar desapercibido de tal forma que, si introducimos un elemento nuevo, ajeno a una obra cubista, este debe adaptarse como un guante a ese estilo pictórico.

Benedict CumBerbatch mola, pero mejor en la gran pantalla

En esta secuencia de imágenes podemos observar el proceso de transformación de la Mona Lisa en Benedict CumBerbatch y, puede que se nos escape una sonrisa, pero la cosa es escalofriante por las posibilidades que abre a futuras intervenciones, tanto en obras de arte del pasado como en imágenes que, supuestamente, retraten una realidad de hoy.

Benedict Cumberbatch Mona Lisa
En la primera fase del proceso, la más fácil, el algoritmo inserta el objeto deseado en la imagen. Durante el segundo paso, se produce la primera coloración de dicho objeto; y en el tercer paso, el algoritmo restaura su textura de acuerdo con el fondo. Y, así, por arte de birlibirloque, nos la pueden dar con queso. En esta ocasión era difícil porque tanto Mona Lisa como Benedict CumBerbatch son muy conocidos pero imaginemos otros casos menos evidentes.

Los investigadores lograron enseñar a la red neuronal a transferir de manera certera objetos a imágenes de diferentes estilos. Afirman haber logrado una alta calidad en comparación con otros algoritmos anteriores debido a que transfirieron el estilo no entre grandes áreas de la imagen, sino localmente, comparando el estilo del objeto y el fondo más cercano.

Picasso con gafas de sol

rostros reales de personas que no existen

Como vemos, los avances de la inteligencia artificial en la manipulación y creación de imágenes son sorprendentes cuando no terroríficos. Es el caso de los resultados obtenidos con esta tecnología por la empresa empresa Nvidia que, a partir del análisis de 70.000 rostros, ha sido capaz de generar otros nuevos que no se corresponden con los de ninguna persona de carne y hueso pero lo parecen. Mucho.

De acuerdo al trabajo publicado en ArXiv, el sistema llamado A Style-Based Generator Architecture for Generative Adversarial Networks (GAN) aplica un algoritmo generador que es capaz de combinar todo tipo de facciones y atributos de un rostro para generar caras con todas las irregularidades que puede tener una foto real de una persona.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *