Chanclas sostenibles para ir a la moda sin perjudicar al medioambiente

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Ahora que estamos en plena época estival, las chanclas se convierten en el calzado estrella. Playas, piscinas, paseos marítimos… El problema es que las chanclas constituyen un enorme elemento contaminante para nuestro medioambiente.

La mayor parte de ellas están hechas de plástico o goma que termina sus días en mares y océanos, con las terribles consecuencias que eso implica.

Por eso, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego ha pasado años trabajando en la creación de unas chanclas cuyo componente principal procede directamente de las algas. Estas constituyen una fuente potencial de precursores plásticos y además poseen tasas de crecimiento rápidas en condiciones fotosintéticas. Además, las algas poseen vías metabólicas únicas para producir hidrocarburos que pueden convertirse en sustancias químicas valiosas. 

Entre la amplia variedad de materiales utilizados para fabricar plásticos, el poliuretano (PU), especialmente el poliéster PU, tiene el potencial de ser de origen renovable y posteriormente biodegradado y es este el punto de partida de estas chanclas renovables y respetuosas con el medioambiente. Concretamente, las pruebas comenzaron con polioles de poliéster a base de algas que se formularon en espumas de poliuretano para cumplir con las especificaciones de productos comerciales del mundo real.

Las chanclas sostenibles

Stephen Mayfield, una de las investigadoras del proyecto, aseguraba que el equipo fue capaz de redesarrollar poliuretanos con monómeros de base biológica desde cero para cumplir con las altas especificaciones de materiales para zapatos, manteniendo la química adecuada para que estos pudieran biodegradarse. De esta forma, el equipo trabajó con la empresa de ciencia y tecnología de materiales Algenesis Materials no solo para hacer unas chanclas sostenibles sino para que su biodegradación fuera lo más acelerada posible.

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El equipo puso a prueba una serie de espumas personalizadas, obtenidas a partir de las algas, sumergiéndolas en abono y suelo tradicionales. Así se descubrió que los materiales se degradaban después de solo 16 semanas. Durante el período de descomposición, para tener en cuenta cualquier toxicidad, un equipo de científicos dirigido por Skip Pomeroy de UC San Diego midió cada molécula desprendida de los materiales biodegradables. También identificaron los organismos que degradaban las espumas.

“Tomamos las enzimas de los organismos que degradan las espumas y demostramos que podíamos usarlas para despolimerizar estos productos de poliuretano, y luego identificamos los pasos intermedios que tienen lugar en el proceso” asegura Stephen Mayfield. “Luego demostramos que podíamos aislar los productos despolimerizados y usarlos para sintetizar nuevos monómeros de poliuretano, completando un ‘bioloop’”.

Este estudio demuestra la posibilidad de crear productos de PU biodegradables comercialmente viables y muestra el potencial de usar enzimas recombinantes para despolimerizar y reciclar productos de PU. Los resultados de esta investigación han sido publicados en Bioresource Technology Reports

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