Electrosimios: imaginar a los chimpancés como electrones en un circuito puede ayudar a preservarlos

Conservar los chimpancés gracias a modelos de conectividad del paisaje.La actividad maderera, los cazadores furtivos y las consecuencias del cambio climático están poniendo en peligro la supervivencia de los chimpancés en la selva tropical africana. Cada vez tienen menos espacio para asentarse y, también, menos vías para salir en busca de otras poblaciones de chimpancés con las que mezclarse.

Un grupo de investigadores de Reino Unido ha utilizado un modelo de conectividad del paisaje para detectar las áreas prioritarias en las que establecer medidas de conservación en Tanzania. Estos modelos pueden imaginarse como un gran circuito eléctrico en el que los chimpancés serían los electrones.

La complejidad del chimpancé

De acuerdo con el Instituto Jane Goodall, a principios del siglo XX había un millón de chimpancés en África. Las cifras de hoy, sin embargo, oscilan entre 150 000 y 250 000 ejemplares en libertad. Se trata de una especie en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que se encuentra ya extinta en cuatro países africanos. Se trata de Togo, Benín, Burkina Faso y Gambia.

En Tanzania, unos 3000 chimpancés habitan la zona de los Montes Mahale, a orillas del río Tanganica. La mayoría viven en grupos fuera de los límites del parque nacional, y en los últimos años sufren cada vez más las consecuencias de la pérdida de su hábitat. A los ríos y otras barreras naturales se unen otras generadas por el ser humano. Por ejemplo, carreteras, zonas deforestadas y otras en las que abundan cazadores furtivos.

Esto hace que los animales no puedan moverse libremente, quedando aislados y en peligro de endogamia. Para hacer frente a este problema, cada vez más común en el mundo animal, una de las soluciones es crear corredores naturales. Estos sirven para comunicar zonas pobladas por diferentes grupos, para que puedan relacionarse. Aunque, cuando se trata de chimpancés, lograrlo presenta importantes desafíos.

Nuestros parientes evolutivos más cercanos (junto a los bonobos) tienen comportamientos muy complejos. Pueden establecer relaciones muy diferentes entre ellos y variar sus hábitos. Además, sus poblaciones se extienden a lo largo de miles de kilómetros, lo que dificulta la detección de zonas en las que priorizar la conservación y crear estos corredores verdes.

Un grupo de investigadores de la Liverpool John Moores University y la University College London han utilizado un método para estudiar el terreno y detectar áreas prioritarias de conservación basado en modelos de conectividad del paisaje.

Electrones en un circuito

En 1904, un físico japonés llamado Hantaro Nagaoka popularizó la imagen que la mayoría tenemos de los átomos: un núcleo con un electrón volando a su alrededor, como un planeta orbitando una estrella. Tal y como explica Bill Bryson en ‘Una breve historia de casi todo’, la imagen no es del todo correcta. El movimiento de los electrones se parece más, en realidad, a la de las aspas de un ventilador que gira.

Son estos electrones en movimiento los que generan la corriente eléctrica. Más de un siglo después, la imagen de estas partículas sirve para ejemplarizar los modelos de conectividad del paisaje utilizados en Tanzania. Los investigadores visualizaron amplias zonas de terreno (tomadas de imágenes satelitales) como un circuito eléctrico. En este tablero, hay líneas (conductores de la corriente) que unen diferentes puntos en los que se concentran las comunidades de chimpancés (los electrones).

En este mismo tablero, se identifican también las zonas por las que los chimpancés – o los electrones – pueden pasar más fácilmente, como zonas de bosque intacto, y otras en las que encuentran más resistencia.

Imaginarlos como electrones en un circuito eléctrico puede ayudar a conservar los chimpancés.

Esta curiosa forma de mapear permite identificar las zonas que los chimpancés pueden atravesar más fácilmente para extender su territorio. El modelo reveló una serie de corredores que conectan un ecosistema de 18 000 kilómetros cuadrados. Esto permite a los conservacionistas centrar sus esfuerzos en zonas prioritarias, y mejorar en puntos determinados del mapa sus medidas de protección, reforestación o vigilancia, por ejemplo.

El movimiento de los futuros electrones

El modelo de conectividad del paisaje también permite analizar cómo la reducción reciente del hábitat del chimpancé ha influido en su supervivencia. A su vez, da la oportunidad de predecir la conectividad de diferentes grupos animales a lo largo del tiempo. Esto es fundamental para favorecer la conservación de los chimpancés, un animal que ha visto muy reducido su espacio durante las últimas cinco décadas.

En el caso concreto de Tanzania, se espera que los resultados obtenidos ayuden a mejorar la conectividad entre el norte y el sur de la zona de los Montes Mahale, más allá de las áreas protegidas por las fronteras del parque nacional. Es fundamental que los animales vuelvan a disponer de espacio para encontrar alimento, asentarse y moverse libremente. Solo de este modo podrán establecer nuevas conexiones y perpetuar la especie.

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Imágenes | Unsplash/Satya deep, Unsplash/Gerrie van der Walt,

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