El ‘boom’ de las aplicaciones nutricionales: ¿de verdad funcionan?

Las aplicaciones nutricionales te ayudan en tu compra

Aplicaciones que te dicen qué debes comer y qué no. ¿El futuro era esto? Si te preguntas si algo tan (aparentemente) inofensivo como la comida puede matarte, echa un vistazo al informe ‘Dame veneno: viaje al centro de la alimentación que nos enferma’.

Publicado por VSF Justicia Alimentaria Global, nos dice que casi 90.000 personas mueren al año en España por seguir una mala alimentación.

La causa principal es la ingesta de productos procesados. Según el mismo informe, el 70% de los alimentos que se consumen en nuestro país son de este tipo. Así, el exceso de sal, azúcares, aditivos y grasas saturadas se convierten en un grave problema que desemboca en diabetes o enfermedades cardiovasculares.

Como respuesta a todo esto, ha nacido el movimiento realfooding, que reivindica la ‘comida real’. Es decir, productos frescos, mínimamente procesados o que en su preparación no han visto alteradas de forma negativa sus propiedades naturales.

Se trata de consumir verduras, frutas, legumbres, cereales, huevos, carne, pescado y procesados saludables como pueden ser el aceite de oliva o ciertas conservas de pescado. Porque procesado no ha de ser sinónimo de maligno y no todos los procesados son iguales. Ahora bien, ¿cómo distinguir unos de otros?

Aplicaciones nutricionales

Queremos comer bien pero no podemos evitar comprar esos procesados tan llamativos. ¿Hasta qué punto son perjudiciales? Seguro que te has acostumbrado a ver a gente en el supermercado escaneando con su móvil un producto antes meterlo en su carrito. No están locos. Solo está usando una app que les dice qué grado ‘envenenamiento’ contiene ese alimento.

Yuka

Analiza comida pero también productos cosméticos e higiénicos. Yuka tiene una base de datos de más de 600.000 alimentos. Cuando escaneamos el código de barras de un producto, le da una nota del 0 al 100. Y nos muestra con detalle cuáles son los elementos positivos y negativos de ese alimento. Para valorarlos, utiliza los datos de OpenFoodFacts, un proyecto sin ánimo de lucro en el que cientos de voluntarios contribuyen para recopilar información sobre alimentos.

Los criterios que utiliza son calidad nutricional según el barómeto de Nutriscore (el semáforo nutricional), que supone un 60% de la nota final; la cantidad y tipo de aditivos que contiene, un 30%; y el valor ecológico del producto, 10% de la nota. Un interesante extra es que recomienda alternativas para los productos que considera dañinos para nuestra salud. En la mayoría de los casos, ofrece alimentos o cosméticos ecológicos. La app dispone también de una suscripción premium que incluye modo offline y la posibilidad de crear alertas para ingredientes como gluten o lactosa.

MyRealFood

Uno de los máximos impulsores del movimiento realfood en España es el nutricionista Carlos Ríos. Se ha convertido en todo un influencer nutricional gracias a herramientas como su cuenta de Instagram, en la que tiene más de un millón de seguidores.

Era lógico esperar que en esta era de las aplicaciones nutricionales lanzara la suya propia. MyRealFood utiliza el sistema NOVA y divide los alimentos escaneados en comida real, buen procesado y ultraprocesado. Así, penaliza los productos ultraprocesados con aditivos considerados perjudiciales, según estudios independientes. Incorpora información extra como el contenido en sal, azúcar y grasas saturadas.

Esta aplicación también es una red social en la que los usuarios pueden participar activamente para preguntar dudas, compartir recetas saludables y escribir mensajes motivacionales para no ‘caer en la tentación’ de la comida ultraprocesada.

El CoCo

Entra las aplicaciones nutricionales también destaca esta app nacida en Barcelona: El COnsumidor COnsciente. El CoCo utiliza dos criterios:.Primero, el sistema NOVA nos muestra el grado de procesamiento del producto y lo califica del 1 (no procesado) al 4 (ultraprocesado).

En segundo lugar, se basa en Nutriscore para informarnos de los nutrientes de los alimentos. Para ello, utiliza un código de cinco letras. La A se corresponde con los productos con una calidad nutricional más alta y la E con los de menor.

No es oro todo lo que escanea

De uso muy sencillo, las aplicaciones nutricionales hacen el trabajo sucio por nosotros y nos aseguran una alimentación sana y equilibrada, ¿verdad? Pues no del todo. Estas apps están recibiendo críticas respecto a los criterios que utilizan. Los matices importan.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado las tres aplicaciones nutricionales que acabamos de presentar y su dictamen es claro: no ofrecen información completa y pueden aportar valoraciones erróneas.

En el caso de Yuka, para la OCU resulta discutible la puntuación que da a los aditivos. Porque algunos son imprescindibles para elaborar el producto y, lo más importante, su uso es seguro. En nuestro país no se permite la comercialización de alimentos peligrosos. La institución también cree que aditivos como los aromas (que penalizan tanto aquí como en MyRealFood) simplemente no deberían ser tomados en cuenta porque no son ingredientes.

También ven controvertida la valoración ‘ecológica’ del alimento. Según ellos, no hay estudios que evidencien que un producto ecológico sea nutricionalmente mejor que uno que no lo es. Y, sobre todo, muchos de esos productos ecológicos proceden de lugares alejados, por lo que no resultan sostenibles. ¿No debería este valor tenerse también en cuenta?

Por su parte, El CoCo es una app que utiliza dos criterios diferentes, por lo que puede caer en contradicciones. Lo que el sistema NOVA considera bueno puede no serlo para Nutriscore. El consumidor, que busca una respuesta rápida cuando hace la compra, puede sentirse confuso y acabar desinformado.

Aplicaciones nutricionales para la compra diaria

En general, algunos nutricionistas critican la falta transparencia a la hora de explicar por qué se utilizan unos criterios y no otros. En el caso de Yuka, la app más utilizada, ¿quién y por qué ha decidido que los aditivos supongan un 30% de la nota?

El uso inadecuado de estas aplicaciones puede potenciar un mal del primer mundo. El rechazo a los aditivos, por el simple hecho de serlos, se conoce como quimiofobia. Pasa con los ingredientes de los alimentos, pero también con los productos de higiene y de limpieza. Pero la química es totalmente necesaria en nuestras vidas. De hecho, todos nosotros somos química.

Para evitar la quimiofobia, solo hace falta más información y un poco de sentido común. Por ejemplo, ¿rechazarías un producto porque en su etiqueta aparece el aditivo E-300? Pues no lo hagas, porque es vitamina C.

En Nobbot | Así es el sistema NOVA para clasificar los alimentos según su procesamiento

Imágenes | Photo by frankie cordoba, by Damla Özkan on Unsplash

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