Los sesgos cognitivos y culturales determinan en buena medida nuestra visión de la actualidad y también del pasado. Nuevos estudios concluyen que el hombre de Ötzi no era peludo y con la piel clara, como se creía hasta ahora, sino todo lo contrario.
Los avances científicos alcanzados desde 2012, cuando se generó el primer genoma del hombre de Ötzi, han sido decisivos para esta nueva reconstrucción de cómo sería su aspecto. Desde los primeros estudios, no solo han avanzado enormemente las tecnologías de secuenciación, sino que se han descifrado por completo muchos más genomas de otros europeos prehistóricos, a menudo a través de hallazgos óseos.
el hombre de ötzi tenía coronilla
«Antes se pensaba que la piel de la momia se había oscurecido durante su conservación en el hielo, pero presumiblemente lo que vemos ahora es en realidad en gran medida el color de piel original de Ötzi. Saber esto, por supuesto, también es importante para la correcta conservación de la momia», indica el antropólogo Albert Zink, coautor del estudio y director del Instituto de Investigación Eurac de Estudios sobre Momias de Bolzano (Italia).
Como hombre maduro, lo más probable es también que ya no tuviera una larga y espesa cabellera en la cabeza sino, como mucho, una escasa coronilla. De hecho, sus genes muestran una predisposición a la calvicie. «Se trata de un resultado relativamente claro y también podría explicar por qué casi no se encontró pelo en la momia», afirma Zink.
el abuelo de los europeos actuales
La composición genética de la mayoría de los europeos actuales se debe principalmente a la mezcla de tres grupos ancestrales: los cazadores-recolectores occidentales se fusionaron gradualmente con los primeros agricultores, que emigraron de Anatolia hace unos 8.000 años y a los que más tarde se unieron los pastores esteparios de Europa del Este, hace aproximadamente 4 900 años.
El hombre de hielo del Neolítico tirolés «Ötzi», que permaneció oculto bajo el hielo más de cinco mil años, fue descubierto por unos montañistas en los Alpes en 1991. Desde entonces, ha sido estudiado a fondo al ser una de las momias de hielo mejor conservadas y la más antigua con diferencia. Hasta ahora se habían realizado numerosos estudios sobre ella para saber quién era, incluidas investigaciones sobre su composición genómica y ancestral.