El Valle de los Caídos, un sensor de las variaciones en la gravedad terrestre

Para el buen funcionamiento de satélites o la construcción de grandes presas y plantas nucleares es necesario medir con completa precisión la gravedad y sus efectos sobre la superficie «elástica» del planeta. Y es que, aunque nuestra intuición nos dicte lo contrario, no es lo mismo un kilo de pescaíto frito en una playa de Cádiz que en el Himalaya, porque la aceleración gravitacional es diferente. Por ello, es importante calibrar los instrumentos de medición en función del lugar donde vayan a ser utilizados. Esta es una de las contribuciones del Observatorio de Gravimetría y Mareas Terrestres del Valle de los Caídos, en Madrid, que está dedicado a la investigación en el campo de la Gravedad y las Mareas.

La información que proporciona el laboratorio del Valle de los Caídos, resulta clave para detectar las diferencias gravitatorias que se dan entre puntos del planeta situados cerca de los polos o a mayor altura, donde se registra una menor gravedad.

Se piensa que la fuerza de la gravedad tiene un valor constante en todo el planeta (aceleración de 9,8 metros por segundo al cuadrado), pero esto solo sería así si la Tierra fuera una esfera perfecta con una distribución uniforme de capas de masa en su interior. El observatorio espacial Goce, de la Agencia Europea del Espacio (ESA) ya nos mostró, en un mapa tridimensional, que lejos de ser una esfera perfecta, nuestro planeta es una “patata arrugada”.

De hecho, los dos lugares del planeta con una mayor y menor gravedad son la superficie del océano ártico y el macizo de Huascarán (Perú), respectivamente. La diferencia de la intensidad gravitatoria entre estos dos puntos ronda el 0,7%, así que una persona que pese 100 kg en el ártico pesará 99,3 kg (700 gramos menos) en estas montañas peruanas.

el valle de los caídos y las mareas

Para detectar con precisión estas variaciones en la gravedad es para lo que, en 1971, se cedieron dos espacios situados en los sótanos de la Basílica del Valle de los Caídos. Esta instalación fue resultado de un proceso iniciado por el científico Ricardo Vieira del Instituto de Astronomía y Geodesia, que empezó a estudiar mareas terrestres –las deformaciones que se producen en la corteza de la Tierra a consecuencia de la acción gravitacional de la Luna y el Sol– sin que existiera, en nuestro país, un lugar adecuado para situar todos los instrumentos de investigación.

Gravímetro Absoluto FG-5 del IGN midiendo en la estación absoluta de la gravedad. / IGEO
Gravímetro Absoluto FG-5 del IGN midiendo en la estación absoluta de la gravedad. / IGEO

El observatorio del Valle de los Caídos consta de dos módulos. El primero está dedicado a la observación de las variaciones absolutas y relativas de la gravedad. Además, constituye el último punto de una red de doce estaciones de calibración gravimétrica de alta precisión. Por su parte, el segundo módulo consiste en dos salas ubicadas bajo la propia Basílica, que se ocupan en investigaciones de mareas terrestres y geodinámicas.

Estos instrumentos llevan décadas midiendo ciclos completos de mareas terrestres debidas a la influencia de la gravedad sobre la superficie de nuestro planeta.

Además, y como parte del convenio entre el Instituto de Astronomía y Geodesia y Patrimonio Nacional, se instaló en la base de la Cruz del Valle, un laboratorio de flexión de la Cruz, que es la cruz más alta situada en un monumento católico, con 150 metros de altura.

ajenos al proceso de la exhumación del dictador

En estas instalaciones trabajan científicos ajenos a la polémica sobre los restos del dictador. “La localización es algo circunstancial y el laboratorio no tiene ninguna vinculación con lo que le rodea”, aclara a Sinc el director del IGEO, Valentín García Baonza. “De hecho, Patrimonio Nacional cedió el emplazamiento para su uso científico antes de que falleciera Franco. Se necesitaba un lugar para iniciar las investigaciones sobre mareas terrestres y el valle de Cuelgamuros presentaba gran estabilidad desde el punto de vista geológico y geofísico, una condición indispensable”, añade Baonza.

Y en ese lugar siguen los científicos aportando conocimiento a la humanidad sobre la gravedad y las mareas terrestres, mientras otras mareas –de titulares, declaraciones políticas, de debates históricos– surcan la geografía. Seguro que ellos permanecerán allí cuando el cadáver del dictador haya encontrado otro acomodo.  

Imágenes | Imagen de la gravedad en la Tierra tomada por el satélite GOCE

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