Cosas que aprendí asistiendo a una charla de la Policía a niños de primaria

Internet no es un juguete sino una herramienta que, como un cuchillo, puede ser muy útil o tremendamente dañina. Pero, pase lo que pase (tanto si tú sufres un delito cometido a través de Internet como si eres conocedor del mismo), la mejor manera de solucionar sus posibles daños es acudiendo a la policía.

La unidad de participación ciudadana de la Policía Nacional realiza, entre otras labores, sesiones informativas y formativas, como por ejemplo sobre el uso de las nuevas tecnologías, tanto a mayores como a menores. En cada comisaría existe una persona de referencia, el delegado de participación ciudadana, y hasta cinco adjuntos, que son las personas encargadas de ofrecer estas formaciones.

Tuvimos la oportunidad de asistir a una de esas charlas impartidas en Madrid, concretamente en el CEIP Eduardo Rojo, a cargo del delegado de participación ciudadana de la Comisaría de Vallecas, Arturo Fernández (oficial de policía) y la adjunta Maria Jesús Espinosa (policía). En este caso, los oyentes eran alumnos de 6º de Primaria, que el día anterior habían estado recibiendo más información sobre violencia y bandas juveniles.

No por más evidente es menos necesario

Las charlas duran unos 50 minutos y en ellas la Policía va guiando a los chavales sobre muchos de los peligros que pueden acecharles en Internet. Acompañados de ejemplos reales, los agentes van mostrando esa cara a veces no siempre visible de Internet. El objetivo no es que tengan miedo, sino que sean responsables con sus actos en el mundo digital.

Los consejos no difieren mucho de los que cualquier padre ha inculcado a su hijo, pero con un salto que, a veces, marca demasiado la diferencia: el mundo real y el terreno digital. Cosas que no se nos ocurriría hacer en la vida terrenal y que, sin embargo, en nuestra esfera digital realizamos como si fuera lo más normal.

Por ejemplo, creernos todo lo que vemos. Aprovechando el momento en el que hasta la Wikipedia dio por muerto a Dani Martin, cantante de El Canto del Loco, tras su broma en un programa de televisión, los niños aseguraban ante preguntas de la Policía que es fácil mentir en Internet. Por eso, estos agentes les recomendaban “sospechar de todo, poner en duda todo lo que aparece en Internet y estar muy atento. Si no te engañan, es difícil que seas víctima”.

No hables con desconocidos ni aceptes su solicitud de amistad

Otra de esas frases típicas de padres y madres es el “no hables con desconocidos”. Algo que puede que todos llevemos interiorizado, pero que no respetamos cuando alguien que no conocemos nos pide ser su amigo o contacto en cualquier red social.

Además, esto suele dar lugar a lo que se conoce como grooming, delito por el que los adultos crean perfiles falsos para engañar a los niños y extorsionarles o, incluso, abusar de ellos. ¿Cómo puedo evitar ser víctima de este delito? “Si eres víctima siempre lo puedes denunciar, pero si no hablo con gente desconocida no me van a engañar. Hay que ser más listos que ellos”, recomendaba la agente de policía.

En ese momento de la charla, a una de las niñas le surge una duda. ¿Qué pasa si el acosador te amenaza y te advierte de que, si avisas a la Policía o a tus padres, va a subir tu foto comprometida a Internet? Se crea un círculo vicioso difícil de romper entre esa entrega de fotos y el chantaje. Sin embargo, el mensaje es claro y rotundo: hay que llamar a la policía y contarlo a los padres. “Siempre hay que decirlo porque, si no, tu acosador cada vez va a tener más fotos con las que chantajear. Hay que denunciar siempre”.

La privacidad en Internet no existe

Uno de los mensajes en los que más insistía la policía es en que la privacidad en Internet no existe. “Una vez que subes una foto a Internet, pierdes su control, aunque tengas un perfil completamente cerrado. Porque cualquiera de tus amigos puede comentarla, descargarla o compartirla”, explicaban los agentes.

“¿Quién puede ver nuestras cosas en redes sociales? Cualquier persona en el mundo. La privacidad no existe, es una mentira”, insistían los miembros de la Policía. Algo que también tiene su otra cara de la moneda. Dado que no somos anónimos en Internet, aún poniendo un nombre y foto falsa, la policía puede localizarte con tu IP.

Hablando de fotos, los agentes recordaron a los chavales que antes de subir cualquier imagen de grupo a Internet habrá que pedir permiso a todos los que aparecen para publicarla y les enseñaron que no pueden compartir fotos de ningún otro niño que aparezca desnudo.

La policía habla de ‘sexting’

La policía les habló (para algunos por primera vez) del sexting, uno de los principales delitos en Internet. “Imaginaros que una chica o un chico le envía una foto semidesnudo a la persona que le gusta, pero se acaban enfadando y la otra persona las reenvía a sus amigos”. Los alumnos eran conscientes de que esas imágenes correrían como la pólvora por todo el colegio y barrio, con el consiguiente sufrimiento para la persona protagonista de las fotos.

“Esas personas que distribuyen esa foto pueden ser detenidas porque se considera pornografía infantil”, las advierte la policía. “Pero la persona que se hace la foto desnuda también, porque es también delito al ser menor. Así que ni te haces una foto desnuda ni nadie te la hace a ti”, aconsejaban.

Es más, la policía recomendaba a estos chavales no hacerse nunca una foto desnudo ni guardarla en el móvil (ni incluso siendo mayor de edad, como apostillaba una de las alumnas). Así evitará el riesgo de que el móvil pueda perderse o ser robado y que la imagen acabe en malas manos.

No te calles: no eres un chivato

Los agentes de la policía también remarcaban mucho el mensaje de que, ante cualquier delito, éste se debe poner en conocimiento de los mayores, ya sean Policía, profesores y/o padres. Y no solo con el tema de fotos comprometidas (“si te llega ese material, no lo compartas: díselo a tus padres o profes para que hablen con la policía y se corte el delito”), sino también con el acoso escolar, incluido el ciberbullying.

En estas situaciones siempre hay tres partes: la víctima, el acosador y los testigos, que a veces no hacen nada “quizá por miedo”, tal y como reconocen los menores. Sin embargo, siempre hay que avisar porque “si no haces nada te conviertes en cómplice”. Los agentes de la Policía, además, confirman que el autor de los ataques a otro compañero nunca va a saber cómo ni por quién se ha enterado el profesor. “No hay chivatos”.

Estás compartiendo más información de la que crees

En otro orden de cosas, la Policía también enseñaba a los menores cómo estamos publicando demasiada información sobre nuestra vida privada sin, quizá, ser conscientes de ello.

“Si publicas 2-3 fotos quizá no sepa mucho de ti, pero con 500 sobre tu vida diaria y privada puedo saber todo de cualquier persona: quiénes son tus amigos, aficiones, por dónde y cuándo sales…”, explicaban los agentes. “Y te pueden perseguir” apostillaban los niños. Lo mismo pasa cuando compartimos las ubicaciones por las que nos movemos.

Por eso, y al igual que no le cuentan a cualquiera que pase por la calle que se van a ir de vacaciones, recomendaban no presumir de esta circunstancia en redes sociales para evitar ser víctimas de delitos como un robo.

Además de recordarles que, al ser menores de 14 años los padres pagarían una multa si el niño comete un delito penal (a partir de los 14 puede ir detenido a un centro de menores), la Policía también les recordaba que, además de víctimas, todos podemos ser autores de delitos: contra el honor (cuando insulto, aunque sea por Internet, o por redes sociales o WhatsApp), si amenazo a otra persona (cuya gravedad no es mayor en Internet, pero todo queda grabado y quedan copias), si entro en la red social o el móvil sin el permiso de otra persona (por lo que la policía recomienda no compartir la contraseña ni dejar el móvil a los demás) o si hago una suplantación de identidad.

Una charla necesaria, y no solo para los menores

Independientemente de si son nativos digitales o no, e independientemente del conocimiento que creamos tener sobre Internet, móvil, nuevas tecnologías y redes sociales, nunca está de más que alguien te recuerde cosas básicas que dejamos pasar por alto, y que te abran los ojos sobre la cantidad de información que somos capaces de compartir sin importarnos el uso que se puede hacer de todo ello.

La unidad de participación ciudadana está abierta a ofrecer estas charlas (y otras de otras temáticas) a todos aquellos colectivos (asociaciones, colegios, empresas…) que así lo soliciten. Aunque todas las comisarías envían, al inicio del curso escolar, un recordatorio para que todos los colegios e institutos puedan recibir estas formaciones, cualquier organismo o entidad puede solicitar también recibir estas formaciones enviando un mensaje a [email protected].

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Fotos | Arantxa Herránz

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