Cuando el arte urbano se saltó el confinamiento

grafitis de la pandemia

El 31 de diciembre de 2019, el mundo despedía el año tranquilo. Las campanadas de medianoche iban sonando en los diferentes usos horarios y la noticia de que China acababa de notificar los primeros casos de una enfermedad extraña pasaba desapercibida.

Después llegó la avalancha de números con nombres y apellidos, de noticias y decisiones duras. Cinco meses después, se hace difícil echar la vista atrás y recordar los últimos instantes antes de oír hablar de la COVID-19. Pero, para eso, nada mejor que el arte.

La peor pandemia de la historia reciente nos ha puesto frente a frente con la incertidumbre y la fragilidad de nuestras sociedades. También, como cada crisis, nos ha mostrado lo mejor de nosotros. Grafiteros y muralistas de todo el planeta han sabido retratar las caras de la pandemia. Han sido altavoces de las medidas sanitarias, coaches motivacionales y retratistas de la nueva normalidad.

Un extraño virus y la fiebre del papel higiénico

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Las primeras semanas de enero fueron una mezcla de indiferencia y estupor. Algo estaba pasando en China, pero fuese lo que fuese no nos iba a alcanzar. “Sigan, sigan, que aquí no ha pasado nada”, dice el grafiti sobre estas líneas, del artista australiano LUSHSUX, pintado el 2 de febrero y en el que retrata al presidente del gigante asiático. Poco a poco, empezaron a llegar las primeras voces de alarma desde el mundo de la investigación.

Los contagios se contaban por miles en China, y Europa estaba registrando ya los primeros casos. Fue entonces cuando asistimos a un comportamiento social de lo más peculiar. A medida que el virus se extendía, los diferentes países tomaban medidas para contenerlo y la incertidumbre se adueñaba del futuro. En esos momentos descubrimos que nuestro bien más preciado era el papel higiénico.

Allí donde se desataban los brotes de la fiebre de los rollos, no duraban más que un par de semanas. Después las prioridades volvían a la normalidad. Pero lo más curioso es que, al ritmo que marcaba la pandemia, los brotes se reprodujeron en casi todo el mundo. Así lo retrató Eme Freethinker, muralista dominicano afincado en Berlín.

Quédate en casa y lávate las manos

En un abrir y cerrar de ojos, la pandemia lo absorbió todo. Monopolizó las conversaciones y los telediarios. Frenó las ciudades, paralizó las economías y colapsó los hospitales. Y nos encerró en casa. Sabíamos poco del nuevo virus, así que nuestras mejores armas para frenar los contagios fueron, desde un primer momento, la organización y la higiene.

Alrededor del mundo, los muros de las ciudades se transformaron en altavoces de mensajes de apoyo y recomendaciones sanitarias. Hasta el recuerdo de Louis Armstrong dejó de tocar la trompeta en las calles de Nueva Orleans para tomar ciertas medidas de precaución (aunque el uso de guantes no está recomendado).

“Decidí hacer estos murales para contribuir a la concienciación de mis vecinos y vecinas, para que se protegieran a ellos y a los demás. El arte es un idioma universal y tiene la capacidad de llegar a todo el mundo, sepan o no leer, hablen o no el mismo idioma”. Así que Somashekar, un artista indio apadrinado por la Fundación Vicente Ferrer, llenó las calles de su pueblo de grafitis.

Las paredes de los barrios más pobres de Dakar son territorio de Undu Graff, un colectivo de artistas urbanos de Senegal. Durante semanas, su trabajo consistió en hacer llegar las recomendaciones sanitarias allí donde no llegaba ni internet ni la televisión.

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Los héroes y los aplausos

Fue en otra pandemia, hace ya muchos años, cuando nos dimos cuenta de lo importante que era contar con sistemas de salud universales. Ha pasado un siglo desde la gripe de 1918 y ha tenido que ser otra pandemia la que nos haga redescubrir el valor de nuestros sanitarios. A ellos, durante muchos días, les dedicamos un aplauso desde los balcones de Londres, Madrid, Estambul o Nueva Delhi. Los grafitis se encargaron de recordarnos que a los héroes no solo se les aplaude, también se les paga y se les dota de recursos.

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Painted a quick one in Bristol for #nhsheroes .The government are still looking at maybe a tacky heroes badge which worker may have to by themselves over any financial payment or bonus. People Putting their own lives on the line to save others requires acknowledgement but instead Matt Hancock accuses NHS workers of misusing PPE and failed them in their duty of care. Hopefully there will be an independent investigation after the pandemic is over and people are held accountable….and not a Pritti Patel or Boris Johnson sweep it under the carpet investigation . . . #nhs #wolverine #bristolstreetart #Bristolstreetartist #johndohart #johndoh #bristol #art #artnet #Blackappleart #graffitistreet #graffitikings #streetart #graffiti #rainbow #ppe #mask #wallporn #coronavirusstreetart #coronavirusart #coronavirusgraffiti #streetartuk #vacation #banksy #notbanksyforum #streetart #foodbank #streetartnews #streetartutopia #politicalstreetart @bristollive @graffitikings @artnet @bestofbristol

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Una esquina de una calle cualquiera del barrio NDSM de Ámsterdam se ha convertido en una de las imágenes icónicas de la pandemia. Allí, entre una puerta roja y un desconchado, el artista FAKE les dedicó un mural a todas las enfermeras del mundo. El grafiti, pintado hace dos meses, ha llenado portadas y, desde esta semana, ocupa un lugar destacado en el The Noordbrabants Museum de la capital holandesa.

Siempre con crítica y humor

Ante la frustración, humor. La risa es uno de los grandes mecanismos de defensa de nuestra especie. Nos ayuda a aliviar el estrés y a equilibrar nuestras emociones. Gracias al humor, también, podemos observar el absurdo con buenos ojos. “Trump ha encontrado una cura. Una única aplicación y no tendrás que preocuparte de la pandemia nunca más”. El artista urbano John D’Oh tiró de ironía para dejar su huella en las calles de Bristol.

Bolsonaro, Xi Jinping o Boris Johnson también han sido protagonistas de sus propios murales junto al presidente estadounidense. Y es que, aun en tiempos de pandemia, el arte urbano no olvida su perspectiva crítica. Hasta Banksy no quiso perder su oportunidad. Cuando todo pase, que pasará, los muros de las ciudades seguirán ahí, recordándonos el año que cambió el mundo.

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Imágenes | Unsplash/Colin D, Twitter, Instagram, Facebook

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