El mapa que cambió la medicina: orígenes de la epidemiología

En el último siglo, la epidemiología se ha convertido en uno de los principales referentes para la gestión de la salud pública. Es fundamental conocer los factores de riesgo de las enfermedades y establecer políticas que seguir para su prevención. Los epidemiólogos no se limitan a analizar las historias de los pacientes. Integran muchas otras disciplinas en su trabajo, como estadística, sociología, demografía y, por supuesto, medicina.

Durante mucho tiempo, las causas y las formas de propagación de las enfermedades fueron un misterio. Las personas enfermaban, probaban varios remedios para aliviar los síntomas y esperaban no morir. Incluso con enfermedades bastante triviales. El antiguo médico griego Hipócrates fue de los primeros en plantear la hipótesis de que existía un vínculo entre una enfermedad y las condiciones ambientales. Hipócrates escribió que los males procedían de un desequilibrio entre los que él llamó los cuatro humores del cuerpo: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Según el médico, para curar las enfermedades bastaba con eliminar o añadir uno de los humores y restablecer el equilibrio.

En el siglo XVI, Girolamo Fracastoro, en Italia, propuso una teoría según la cual muchas enfermedades dependían de pequeñas partículas invisibles. En su tratado ‘De contagione et contagiosis morbis’, de 1546, escribió que estas partículas estaban vivas. Y que podrían transmitirse por el aire. A la obra de Fracastoro se sumó la teoría de los miasmas, que apuntaba que enfermedades como el cólera y la peste eran causadas por el aire ‘malo’. Gases que surgían de la descomposición de los organismos. Solo en el siglo XIX, con el descubrimiento de los gérmenes (patógenos como virus y bacterias) llegó a difundirse un conocimiento parecido al actual.

epidemiología

El padre de la epidemiología

La epidemiología se desarrolló antes de que estuvieran claros los mecanismos que permiten que un virus o una bacteria causen enfermedades. Un estudio realizado a mediados del siglo XIX, en particular, cambió la forma de analizar la evolución y propagación de las enfermedades.

Entonces, el distrito londinense de Soho estaba superpoblado y tenía numerosos problemas de suciedad. No contaba con un verdadero sistema de alcantarillado. Para mejorar la situación, se ordenó el vaciado de los pozos negros en el Támesis. El derrame provocó una contaminación de los suministros de agua, lo que favoreció la propagación del cólera. Esta enfermedad ya había provocado varias epidemias en todo el mundo. Solo en Londres había causado la muerte de al menos 14.000 personas en las décadas anteriores.

El cólera es causado por varios tipos de Vibrio cholerae, una bacteria que crece en el agua y los alimentos contaminados con heces humanas. Hoy en día, un buen antibiótico es suficiente para curarla, pero en esa época los médicos aún debatían sobre cuáles podrían ser las causas de la enfermedad. Hubo un verdadero enfrentamiento entre los partidarios de la teoría de los miasmas y quienes comenzaban a cuestionarla. Estos proponían la teoría alternativa de los gérmenes.

John Snow era un médico de York y uno de los que rechazaba la teoría clásica de los miasmas. Snow analizó las epidemias de cólera en Londres, intuyendo que la enfermedad se transmitía por agua contaminada y no por aire. Lo entendió estudiando la extensión geográfica de la epidemia y su incidencia entre la población que usaba bombas de agua públicas y privadas. De esta forma, John Snow sentó las bases de una nueva disciplina: la epidemiología. Publicó una primera versión de su teoría en 1849, en un ensayo sobre las vías de transmisión del cólera.

Londres

El cólera en Londres

Snow perfeccionó su teoría en 1854, al analizar la grave epidemia de cólera que se había desatado en Broad Street, otra vez en Soho. Entre finales de agosto y los primeros días de septiembre, 127 personas que vivían en los alrededores murieron a causa de la enfermedad. El médico entrevistó a varios habitantes y se dio cuenta de que la probable fuente de infección era una bomba de agua pública. Tomó una muestra sin obtener resultados convincentes, pero hizo un modelo bastante detallado de la propagación de la enfermedad. Por lo tanto, las autoridades decidieron retirar la manija de la bomba para que ya no se usara. Los casos de cólera remitieron y la crisis sanitaria paró.

En 1855, Snow publicó una segunda edición de su tratado ‘Sobre las vías de transmisión del cólera’. Incluyó un mapa que mostraba la distribución geográfica de los casos de cólera en Soho. Hizo también un censo de las bombas de agua, con el fin de reconstruir su proximidad a los casos encontrados. Finalmente, destacó cómo la incidencia era más alta cerca de la bomba pública de Broad Street.

La única excepción en el modelo de Snow era la de unos trabajadores de una fábrica de cerveza cerca de la bomba. Ninguno de ellos había enfermado. Más tarde se descubrió que tenían derecho a una dosis diaria de cerveza y, por lo tanto, rara vez bebían agua. A pesar del trabajo de John Snow y otros investigadores, después de que terminara la emergencia de 1854, las cosas volvieron como antes. Se instaló una nueva manija para la bomba pública y el Consejo de Salud de la Ciudad de Londres concluyó que la causa del cólera era un miasma.

La epidemiología hoy

La teoría de los gérmenes logró establecerse definitivamente solo varios años después, gracias a la investigación del francés Louis Pasteur. Hoy en día, la epidemiología que estudia la propagación de nuevas enfermedades, como la COVID-19, hace un trabajo bastante parecido al de Snow. Sin embargo, ahora los científicos cuentan con más datos y mejores herramientas para crear modelos que les ayuden a predecir cómo se difundirá una enfermedad. Y las previsiones contribuyen a decidir las políticas con las que contener el número de infecciones.

Hoy, en Soho, en la intersección de Broadwick (Broad) y Lexington Street, la reproducción de una bomba pública recuerda el trabajo del médico inglés. Cada año, los miembros de la Asociación John Snow realizan una pequeña ceremonia, durante la cual colocan y desconectan la manija de la bomba, en memoria de uno de los padres de la epidemiología moderna.

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Imágenes | Wikimedia/John Snow, Wikimedia, Wikimedia/JustincBenjamin Davies/Unsplash

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