India: un camino hacia el futuro salpicado con miles de toneladas de heces

India camina con paso firme hacia el futuro, aunque sea sorteando heces. La definición del país como destino para crear software de bajo coste o servicios de soporte de empresas de otros lares ha sido superada por su impulso innovador. Sin embargo, el sistema de alcantarillado no llega a dos de cada tres hogares del país.

Según datos de Energy Alternatives India (EAI), las áreas urbanas de la India producen al día 120.000 toneladas de loco fecal, producto de la defecación al aire libre o en infraestructuras deficientes sin conexión a sistemas de alcantarillado adecuados. OMS y UNICEF calculan que alrededor de 638 millones de indios no tienen acceso a retretes, lo que lleva al 60% de las personas a defecar al aire libre o a utilizar los 13 millones de letrinas del país, cubos utilizados en las viviendas, que no cumplen las mínimas condiciones de salubridad y cuyo contenido es retirado por operarios de manera errática.

el coste económico de las heces en la india

Como es obvio, esta situación –retratada en el cine, hace años, por Danny Boyle en la oscarizada película Slumdog Millionaire– causa graves problemas de salud y, así, el 90% de las muertes infantiles por diarreas están relacionadas directamente con el agua contaminada y la falta de higiene. En términos económicos, el Banco Mundial estima que el saneamiento inadecuado causa pérdidas económicas en el país equivalentes al 6,4% de su PIB, debido a muertes prematuras, coste de mantenimiento de los enfermos y las bajas por enfermedad.

Según explica en World Economic Forum Sharmishta Sivaramakrishnan, experta en sostenibilidad de la Universidad George Washington, los principales problemas para crear un sistema eficiente de gestión de residuos son la falta de coordinación en la planificación urbana que conecte los sistemas de alcantarillado, la incoherencia de las políticas de recogida y eliminación de los desperdicios que a menudo contaminan el entorno natural y la falta de datos para monitorizar el volumen de residuos de los tanques sépticos. Además, la India tiene una grave escasez de plantas de tratamiento de aguas residuales y las que hay se utilizan mal: se estima que hay 800 plantas de en todo el país, y la mayoría de ellas operan con alrededor del 30% de su capacidad.

Para afrontar este grave problema, se están desarrollando iniciativas con colaboración público-privada que tratan de mejorar las infraestructuras existentes construyendo, por ejemplo, nuevas plantas de tratamiento de residuos en zonas muy pobladas alrededor del río Ganges.

india

un país que mira al futuro

Esta situación contrasta con la pujanza innovadora de la India en otros ámbitos que no tiene que ver con el alcantarillado. Se habla del país como el nuevo Silicon Valley y los datos avalan esta calificación: en los últimos cuatro años ha saltado del puesto 81 al 52 en el índice Global de Innovación y es el tercer destino mundial para la inversiones tecnológicas. 450 millones de teléfonos móviles y 560 millones de usuarios de internet hacen el país es el segundo más conectado del mundo, solo por detrás de China, el otro gigante.

Dos de sus ciudades, Bangalore y Haiderabad, se encuentran entre las 10 más dinámicas del mundo en términos de innovación y emprendimiento y se pronostica que el mercado de I + D de ingeniería y desarrollo de productos en India crecerá a una tasa compuesta anual del 20.55 por ciento para llegar a 45.000 millones de dólares en 2020.

Harsh Vardhan, Ministro del Departamento de Ciencia y Tecnología, ha señalado recientemente que la tecnología es un área de alta prioridad para el gobierno y su objetivo es hacer que las personas se centren en la ciencia y la tecnología como elementos claves para su crecimiento económico.

Hoy, India se encuentra entre los principales países del mundo en el campo de la investigación científica, posicionada como una de las cinco principales naciones en el área de la exploración espacial.

De esta forma, el país se protege de la competencia de otros países como Filipinas en la subcontratación de servicios, una industria valorada en 150.000 millones de dólares, y del nuevo impulso proteccionista de algunas economías como EE.UU.

¿un chip o un retrete?

Las cifras marean, tanto en lo que tiene que ver con gestión de residuos humanos como en lo que afecta a la situación destacada del país en la llamada industria 4.0. Y este contraste también supone un termómetro de la desigualdad y polarización que puede generar el desarrollo tecnológico o las decisiones sobre qué priorizar en la actividad innovadora e inversora: ¿un chip o un retrete, un cohete o una planta de tratamiento de residuos? Como ya dijimos en Nobbot, a veces la tecnología puntera puede ser un botijo…o, como en el caso indio, una máquina de fabricar compresas.

Imágenes: Shaurya Singh y Billy Cedeno en Pixabay

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