Nuria Coronado @NuriaCSopena
Si hasta ahora se decía que los hijos no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo, ahora lo mismo pasa con las empresas y los profesionales. La economía digital, el nuevo mercado laboral y el cuidado tanto de la experiencia del cliente como la del empleado, “obligan” a que unos y otros tengamos que enfrentarnos a un cambio continuo que si algo pone a prueba es la capacidad de reinventarnos, gestionar con eficacia la gestión del cambio y, en definitiva, ejercer un liderazgo valiente.
Ante tal panorama, nada como conocer las herramientas con las que hacer frente a circunstancias complicadas para generar el cambio con el mínimo estrés. Alguien que sabe mucho de ello es Juan Ferrer, uno de los mejores expertos en Gestión del cambio. Su libro se ha convertido en un manual muy interesante para no morir en el intento transformador.
Aquí nos adelanta unas cuantas claves para el enorme reto de provocar la transformación en las organizaciones haciendo que las personas se conviertan en líderes. ¡Ahí es nada!
adelantarse al cambio para sobrevivir
Si del dicho al hecho va mucho del trecho ¿Qué sucede cuando tenemos que cambiar? ¿Sabemos cómo hacerlo o tendemos a hacerlo «de boquilla»?
Lo triste es ver que “tenemos” que cambiar. Qué maravilloso sería entender el cambio, como evolución personal, como algo deseable. Esto permitiría adelantarnos y ser mejor día a día. Ahora bien, cuando “tenemos” que cambiar, hay cuatro preguntas que nos respondemos en nuestra cabeza y que suponen una evaluación de si nos interesa cambiar o no, de ahí que nos frenemos. Estas preguntas son: ¿Qué ganaré? ¿Cuánto me va a costar? ¿Qué quiero mantener? y ¿qué pierdo si sigo igual? Sin embargo, a veces queremos cambiar, pero no hemos indagado en nuestras creencias ocultas, que en muchas ocasiones son el freno al cambio. Es como el que “tiene” que delegar, pero en el fondo piensa que si delega, perderá poder, protagonismo o seguridad. Es aquí cuando lo hacemos de boquilla.
¿La supervivencia es cambio?
El mayor motivo del cambio es la propia supervivencia. Tanto desde el punto de vista biológico (y si no, miremos a cómo han evolucionado las especies animales) como psicológico (cómo nos adaptamos para sobrevivir en un determinado entorno). Lo diferente en la actualidad es que parece que tenemos que adelantarnos al cambio para sobrevivir, porque la velocidad es tal, que si no nos adaptamos inmediatamente, puede que nos quedemos fuera. Y como ejemplo basta mirar cómo cambia la tecnología y cómo afecta a nuestras empresas.
zona de confort
Para encontrar al líder que llevamos dentro recomiendas estar fuera de la zona de confort ¿no hay algún atajo para no tener que sufrir tanto y de forma tan permanente en el camino hacía uno mismo?
¿Y qué pasaría si nuestra zona de confort fuera “estar fuera de la zona de confort”. Porque lo que hay fuera de dicha zona es “aprendizaje”. Para los que somos apasionados de aprender, descubrir y fascinarnos con el mundo, estar fuera es una costumbre. Además, cambiemos la interpretación. No queramos salir para caer en la incertidumbre total, sino para ampliar la zona de confort. Sólo así, será deseable.
¿Eres consciente de que pueden juzgarte y encarcelarte por animar al asesinato masivo de jefes que no nos gustan?
😉 Tal vez no haría falta “asesinar” a nuestro jefe, porque éste ya habría asesinado al suyo, y aquél al suyo propio y así sucesivamente. Ahora en serio, me sorprende la ignorancia y la indiferencia de algunos jefes. Primero, ellos se consideran buenos y los de arriba son los malos. En segundo lugar, no se atreven a diagnosticarse. Parece que les puede dar un ataque al corazón (de su ego, claro). Y tercero, no hay ambición por mejorar como jefes y líderes. Sí, van a cursos, leen libros, pero luego no veo que haya un compromiso y la humildad para ponerse manos a la obra. Y si no, que se lo digan a todos esos Directores Generales que se les llena la boca diciendo “el capital humano de nuestra empresa es lo más importante” y luego miras la cara de los asistentes y son un poema.
jefe «sabelotodo»
¿El jefe «sabelotodo» tiene los días contados?
Totalmente. El mundo es tan complejo que no tiene capacidad de afrontar los retos que le vienen. Además, está el efecto perverso de mostrar que es “sabelotodo”: crea una organización castrada a la creatividad y la iniciativa… ¡ya que el jefe lo sabe todo! El líder del futuro no tiene soluciones, es un facilitador de la inteligencia colectiva.
¿El mayor reto del líder es movilizar personas y cambiar actitudes?
Cierto. Si no hay cambio, hay gestión. Liderar supone pasar de A a B y eso significa movilizar a las personas, pero lo más importante y difícil, cambiar la forma de pensar, que se verá reflejada en nuevas actitudes. Esto fue lo que hizo por ejemplo, Nelson Mandela, cambiar los corazones y las mentes de la gente.
miedo y coraje
¿En España somos más de quejarnos y practicar el “esqueismo (es que…) y la excusa o de reinventarnos y probar?
Creo que es un virus que existn en muchas sociedades y países. Es el virus de “victimismo”, el pensar que otro debe venir a resolverme mi problema, cuando hasta es posible que yo lo esté causando (por ejemplo, ensuciando mi entorno). Y es algo peligrosísimo, porque además de ser víctima, que desemboca en la pasividad, estamos esperando al líder que aparezca para crucificarlo antes de empezar o a la mínima que me incomode. Es perverso.
¿Cuándo se pierde el miedo que es lo que se gana como persona y profesional?
El miedo no existe. Es una ficción mental, un viaje al futuro donde vivimos lo que todavía no ha ocurrido. Y si no, pensemos cuántas veces hemos tenido miedo de algo que luego no ha sucedido. En el miedo proyectamos al futuro un pasado negativo. Y démonos cuenta de que si tenemos miedo de algo, es que todavía no ha ocurrido. Pero lo triste, es que nos paraliza y puede ser que hagamos que se cumpla lo que temíamos. Cuando uno decide cuestionarse las “tonterías” que le autosabotean (pensamos muchas tonterías al día sobre nosotros mismos) y enfrentarse a los retos, crece como persona, se libera de ese lastre llamado “ego” cuya profesión es fastidiarte. Evolucionar supone cuestionar lo que nos frena, mejorar. Y para terminar, no me importa si tienes miedo. La pregunta que dejo es: ¿tienes coraje para superarlo?