La «mamamamamá» del ingenio o cómo el machismo retrasa el avance tecnológico

"La madre del ingenio", Katrine Marçal. Machismo e innovaciónEn su libro «La madre del ingenio», Katrine Marçal nos muestra sorprendentes formas en las que el machismo nos impide avanzar. Sus páginas dan testimonio de cómo se ignoran ideas revolucionarias protagonizadas por mujeres en un mundo que continúa siendo de los hombres.

La cantante Rigoberta Mandini, en su canción «Ay, mamá», hace un alegato a favor del cuerpo de la mujer, una arrebatadora reivindicación de lo femenino en un mundo al que le cuesta abrir las ventanas para dejar marchar el fuerte olor a «señoro». Un mundo raro, en el que, quienes niegan la violencia de género, se rasgan las vestiduras por la supuesta agresión que supone el lenguaje inclusivo al diccionario que nunca leyeron. Esta visión del acontecer humano, tiznada por el machismo, también se detecta en ámbitos que dan forma al futuro, lo que resulta inquietante. Son más que pertinentes, pues, las reivindicaciones de lo femenino protagonizadas, casi simultáneamente, por Mandini y Marçal…dos apellidos que se escriben con «M» de mujer.

necesario RELATO FEMENINO

Según la autora de «La madre del ingenio», es clave incorporar a las mujeres al relato del progreso humano para cambiar una perspectiva de nuestro propio desarrollo colectivo que, incluso en lo que se refiere a la tecnología, halla sus orígenes en un hombre barbudo que convierte un palo afilado en una lanza. Recientemente, el hallazgo de un esqueleto femenino de 9.000 años de antigüedad junto a un completo equipamiento de caza mayor, también hizo tambalearse esta idea de que, en la prehistoria, los hombres cazaban y las mujeres recolectaban.

Mito en revisión que, en todo caso, ni siquiera ha servido para poner en valor las herramientas que, según él, eran propias de mujeres: tecnología dedicada más a la construcción que a la destrucción, a la vida que a la muerte. Tal como reflexiona Katrine Marçal, «si las herramientas no eran para cazar sino, pongamos, palos excavadores, ya no está tan claro que las invenciones de la humanidad siempre tengan que aplastar, dominar y explotarlo todo».

Esta es solo una de las múltiples muestras de cómo una visión machista de la historia ha impuesto a la mujer un rol que solo se corresponde con los prejuicios de quienes han dado fe de los sucesos del pasado, habitualmente hombres.

al machismo no le gustan los ruedines

En «La madre del ingenio», la periodista Katrine Marçal pone el dedo en la llaga del retraso que el machismo ha causado en nuestro desarrollo económico y tecnológico, apelando a sorprendentes ejemplos como el del retraso de la incorporación de las ruedas a las maletas por el simple hecho de que se consideraba que respondían a necesidades femeninas. «Un hombre de verdad podía cargar con su maleta por las asas, sin ruedines que le ayudaran».

Este texto editado por La Principal de libros se revela contra estos prejuicios, que aún continúan arraigados en nuestra sociedad. «Desde los orígenes de los tiempos -afirma la autora- las mujeres han tenido un papel clave en la sociedad y han ofrecido soluciones ingeniosas para muchos problemas. Recientemente han sido ellas quienes han transformado la manera en la que compramos en internet, revolucionado la vida de personas con diversidad funcional o destacado el cambio climático como una prioridad política». Una reciente muestra de la pujanza de la mujer en el ámbito tecnológico es el reciente nombramiento de Christel Heydemann como Consejera Delegada de Orange, una de las grandes operadoras europeas.

Podría pensarse, a la luz de estos éxitos, que la consideración de la mujer como elemento dinamizador del progreso ha cambiado, sin embargo hay datos que contradicen esta idea. La autora lamenta que a las mujeres aún les cuesta encontrar y financiar idea rompedoras que podrían cambiar el futuro del planeta. «Solo destinamos el tres por ciento del capital riesgo a proyectos fundados por mujeres, lo que demuestra que los prejuicios machistas influyen en las decisiones económicas», explica.

La madre del ingenio

coros para rigoberta mandini

La contundente crítica que supone el libro muestra cómo, en tiempos de crisis, la creatividad e inteligencia de las mujeres puede resultar esencial para salvarnos si somos capaces de apostar por una narrativa y perspectiva que incluya a la mujer. «Si dejamos de ignorarlas, toda la narrativa que contamos sobre nosotros, sobre la economía y sobre el mundo, cambia: surge un nuevo camino. Ahí tenéis la madre del ingenio…y dice que ha llegado la hora de volver a casa».

Así que, como apunta la escritora en su libro y canta Rigoberta Mandini en su canción, quizás sea hora de que, mujeres y hombres, paremos la ciudad, sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix, «Por tantas mamamama… mamá…» que hacen avanzar el mundo.

Fotografía: © Anna-Lena Ahlström

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