Se dice que no hay que juzgar un libro por su portada y, siendo cierto, Manuel Estrada ha conseguido que, a veces, la portada justifique por si misma la existencia de un libro.
Biblioteca Regional de Madrid (Antigua Fábrica de cervezas El Águila) reúne la obra del diseñador español y Premio Nacional de Diseño 2017, Manuel Estrada. La muestra está centrada en el diseño de portadas de libros, basada en su pasión por la lectura y su forma de traducir en imágenes cada una de sus lecturas. El objetivo es poner de manifiesto la importancia del diseño de la portada de un libro. La portada de un libro no es una imagen al azar, su misión no es resumir el contenido del libro sino incitar a su lectura.
LaSegún Elena Hernando, Directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, «con su particular forma de interpretar textos nos explica su contenido incluso antes de iniciar la lectura. Sus diseños, aunque atractivos no son un reclamo publicitario, son una forma de conceptualizar el texto. Desde las cruces que nos adentran en la mística de San Juan de la Cruz, pasando por los claveles del Romancero Gitano, hasta el minimalismo clásico de Homero son el reflejo de la obra que representan».
«Sus imágenes, a veces potentes, a veces sutiles, hacen que cuando leemos un libro cuya cubierta ha sido diseñada por Estrada recordemos siempre ese texto asociado al diseño de su portada», añade.
portadas que son puertas
La exposición se adentra en el trabajo de Manuel Estrada en todo su desarrollo, desde la propuesta de trabajo hasta que la idea se plasma en una portada. Se establece un diálogo entre los diseños finales y el camino hasta llegar a ellos a lo largo de cuatro secciones. Para este artista, «las portadas son las puertas y las ventanas de los libros, hacen más fáciles y agradables los recorridos por las mesas de novedades de las librerías, nos ayudan a elegir y convierten a los libros en objetos más hermosos, más deseables».
Tal como se explica en el programa de la exposición, si la invención de la imprenta de tipos móviles en el siglo XV produce la primera gran alfabetización, la generalización de la fotografía y de los grandes medios en el siglo XX son el marco de la segunda. La codificación de mensajes visuales abre enormes posibilidades de comunicación, acelerada, además, por la vertiginosa realidad de las nuevas tecnologías.
Muchas de las imágenes de las portadas de esta exposición están realizadas a partir de la fotografía, como lenguaje de plasmación de objetos existentes, evitando al máximo el uso de los programas de retoque fotográfico, que introducen capas de barnices deformantes entre la realidad y el ojo del espectador. La alfabetización visual ha creado unos enormes espacios para la comunicación a través del lenguaje de las imágenes, que tienen en las portadas, un territorio propicio.
Manuel estrada por secciones
La primera sección de la muestra es introductoria. Hay facsímiles de sus cuadernos de bocetos que el visitante puede tocar y son cuadernos que permiten ver cómo evoluciona una idea desde sus primeros estadios hasta el resultado final, unas llegarán a plasmarse como portadas, otras se quedarán ahí, en el mundo de las ideas.
Una segunda sección nos presenta el libro. Es una selección de unos 150 libros con portada, salidas de la mano de Manuel Estrada, que el visitante puede ojear.
La tercera sección nos adentra en el proceso creativo. El libro sugiere una idea, la idea se tiene que ir fraguando y luego construirse. En esta sección se hace una selección de los objetos empleados por Estrada para plasmar sus ideas. Tanto en esta sección, como en la cuarta, se analizan los elementos básicos que componen una portada, la imagen y la tipografía, ya que estas son también piezas del lenguaje, que nos aportan información en sí misma.
En una cuarta sección se recoge una selección de los trabajos de Estrada para la editorial Alianza. Desde su nacimiento en 1966, los Libros de bolsillo de Alianza supusieron una revolución en el mundo de la cultura española por la composición de su catálogo, precio y el diseño rompedor de las cubiertas de Daniel Gil.
Estrada recogió el testigo y desarrolla una propuesta que recupera la manejabilidad del libro de bolsillo, el nuevo diseño juega con la imagen y la tipografía en la portada, sin otra regla que la de lograr la fusión de ambos elementos y conectar, al máximo, con el contenido del libro.