¿Siguen teniendo sentido los eReaders en pleno 2017?

¿Alguien se acuerda de los eReaders? Durante un tiempo fueron la firme promesa que sustituiría al papel. En plena caída de librerías y editoriales, el libro digital se antojaba una solución: económico, inmediato, cómodo de llevar. Pero la realidad termina arrojando otros datos: apenas se compran eReaders.

Mientras la oferta de eBooks ha crecido exponencialmente —como mercado— durante estos años, su venta ha disminuido por debajo de la mitad. Si en 2012 se distribuyeron 40 millones de eReaders, en 2016 esa cifra se ha reducido drásticamente a los 22,9 millones. Ya lo vaticinaba IHS iSuppli, no obstante.

Una situación similar a la vivida por los smartwatches en 2016: su venta ha caído y su producción se ha ralentizado. ¿Por qué? Porque en el móvil tenemos todo lo que necesitamos. Es el gadget total. Y lo es gracias a su tamaño: «cuando salió el primer smartphone de 5 pulgadas todo el mundo se reía, yo incluido, y ahora este tamaño es el estándar», diría el analista Jean Philippe Bouchard para CNET.

eReaders

UNA INDUSTRIA FEROZ

El escenario, por supuesto, es muy distinto al que teníamos en 2012. Si el smartphone podría ser considerado un phablet —un híbrido entre tablet y teléfono, más por dimensiones que especificaciones—, el PC ha sucumbido ante los convertibles y 2 en 1. De los iPad Pro a los Surface, de los Yoga a los nuevos Transformer de ASUS, el mercado ha visto como el convertible ha canibalizado al portátil, incluso cuando se hacen competencia a ellos mismos.

Hay que tener en cuenta otro factor diferencial. No sólo hemos comprobado, como usuarios, que nos encanta tener una pantalla grande entre manos, sino que disfrutamos con la potencia visual que ofrece esa pantalla. Queremos 16 millones de colores y FullHD. Y, pese a las recomendaciones de los fabricantes, ni los oftalmólogos se ponen de acuerdo en si una pantalla LCD o LED produce mayor fatiga ocular que la tinta electrónica.

eReaders kobo

Su principal ventaja, de hecho, es más estética que funcional: la tinta electrónica permite leer en exteriores, de modo que evita reflejos a plena luz del día, algo con lo que el LCD no puede competir.

Ya no se trata de viajar mucho o leer en el metro, sino de tener un centro de control en la palma de la mano, el mito de la comodidad total. Un análisis del Pew Research Center llevado a cabo por la John S. and James L. Knight Foundation y con datos recabados por Parsely no dejaba lugar a dudas: el promedio de lectura de los dueños de móviles de 5 pulgadas ha aumentado.

De hecho, el tiempo haciendo click o scroll ha crecido en aquellos artículos que superan las 1.000 palabras. No porque sean esencialmente más largos, sino porque generan más “impresiones”. En las piezas inferiores a 999 palabras la media cae hasta los 57 segundos. Una vez superada esta barrera la media sube hasta los 123 segundos. El análisis se llevó a cabo en septiembre de 2015, fecha un pico alto de lectura, y comprendió 117 millones de interacciones anónimas sobre 74.840 artículos en 30 webs diferentes.

Tal es el éxito de las longreads que webs como The Guardian o The New Yorker distribuyen su propia newsletter bajo este formato —hoja informativa de los artículos más notorios durante la semana—.

LA LECTURA EN LA ERA MÓVIL

modelos eReaders

Es evidente que el eReader sigue siendo un gadget muy funcional: poco consumo de batería, peso liviano, retroiluminación controlada para evitar dañar a la vista durante largas exposiciones, control de biblioteca muy visual mediante aplicaciones como iBooks o Calibre, y el apoyo de gigantes como Amazon a través del ecosistema Kindle y las suscripciones premium.

El problema, una vez más, es el precio. ¿Adquieres un modelo de eReader premium copado de funcionalidades, como el Kindle Oasis, y pagas por él lo mismo que por un convertible de gama baja —con el abanico de opciones que éste segundo abre—, o te quedas con un único gadget, para evitar cargar peso extra a costa de sacrificar un par de pulgadas? Kindle Oasis es una proeza tecnológica para cualquier analista. Pero ¿realmente necesitamos algo así para llevar al día nuestras lecturas de Stephen King o Terry Pratchett?

La propia UNESCO destacó que un teléfono móvil es la herramienta para la lectura más eficaz, porque da la oportunidad de monitorizar y conocer los hábitos de lectura. Mediante iniciativas como Worldreader Mobile, una aplicación con un archivo de 46.000 obras gratuitas, los usuarios pueden descubrir obras sin necesidad de un coste adicional, o de viajar para hacer intercambio de libros.

Además, no olvidemos que la mayoría de eReaders apuestan por la tinta electrónica y esto deja de lado a una gran industria: el tebeo. Novelas gráficas, tiras cómicas o cómics de formato estándar (22-32 páginas) a todo color quedan fuera. Mientras que cualquier teléfono o tablet no sólo los reproduce sino que ofrece aplicaciones exclusivas para gestionarlos.

EL FUTURO de los ereaders ES FLEXIBLE

Llevamos escuchando sobre las pantallas flexibles desde hace una década. A decir verdad, el concepto “display flexible” nació en 1974, cuando el inventor Nicholas K. Sheridon presentó Gyricon, una pantalla con propiedades que imitaban al papel. Gyricon siguió existiendo y proyectando avances, hasta que en 2003 tomó forma bajo la empresa de investigación Xerox PARC.

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De las pantallas enrollables basadas en TFT (transistor de películas finas) a los paneles flexibles en blanco y negro que imitaban el periódico dominical, el Plastic Logic creado por el Laboratorio Cavendish en la Universidad de Cambridge. Pero el papel electrónico fue un capricho caro, de avances pausados: no se podía enrollar como el real, esencialmente porque la tecnología no permitía pantallas lo suficientemente delgadas. Y aquí llega la segunda razón por la que los móviles han usurpado el trono a los eReaders: ya contamos con récords de 7,4 milímetros en el mercado, un grosor menor del de la mayoría de lectores digitales.

Hasta hoy. 2017 es el año marcado a fuego por los fabricantes para presentar sus nuevos teléfonos flexibles, imitando el lomo de un periódico. Mientras LG ultima su nuevo modelo (FLEX 2), Samsung ha dado claros visos de estar interesado en esta tecnología y, más aún, de llevar sus Galaxy a dar este paso. E-ink y Toppan Printing, la corporación japonesa, también trabajan en cartelería y publicidad con pantallas flexibles. Sus próximos modelos (la pantalla Mobius) apuntan directamente a finales de 2017 y en su hora de ruta está llevar esta tecnología a los convertibles.

Ante este escenario, los eReaders palidecen: ¿un móvil más delgado, con mejor resolución y capaz de plegarse por la mitad? Si atendemos a las últimas estadísticas, los eReaders han potenciado un mercado, han abierto una mayor oferta y demanda, tanto por las aplicaciones nativas como por canales de distribución, y esa puerta ha sido aprovechada positivamente por el mercado móvil.

spinealllifeweb

Además, el libro tradicional no sólo no ha muerto sino que sobrevive con un estado de salud similar a finales del siglo XX: según el Observatorio de la Lectura y el Libro, las publicaciones infantiles han mostrado un importante crecimiento, en parte gracias a las autopublicaciones, pequeñas editoras y, cómo no, a través del formato digital. Sea donde sea, los lectores que mejor han acogido el libro electrónico son los millennials (de 18 a 29 años). Es decir: las nuevas generaciones están determinando y marcando los formatos de lectura del futuro.

En Nobbot | Entrevista a 24symbols: “En el metro ya no es raro ver más eReaders que libros en papel”

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