Primero nos centramos en conocer lo más profundo de Internet, luego nos acercamos a la web para estar al tanto de los navegadores más utilizados y otros detalles sobre el funcionamiento del medio.
Terminamos esta serie sobre el estado de Internet conociendo los principales usos que le damos a la red de redes. Es el momento de descubrir qué hacemos, qué buscamos y a qué dedicamos nuestra banda ancha (o estrecha).
Así gastamos nuestra conexión
Atrás quedaron los tiempos en los que la mayor parte de la conexión se invertía en webs. Hoy en día este dato está tan repartido que cuesta incluso encontrar un líder. La red sirve para cosas tan diferentes que ninguna utilidad en concreto supera el 30%.
Al margen del sorprendente dato de Netflix (que lidera EEUU en horas puntas con un 29,7%), BitTorrent se quedaría con algo menos de un tercio del tráfico total (28,4); algo por encima del 18% que se queda en HTTP y el 12 perteneciente al portal de vídeo más popular, YouTube.
¿Y todo lo demás? P2P, juego online, otros tipos de streaming, Flash y un largo etcétera hasta llegar al 100%. No todo es vídeo en alta definición. En un mundo tan cambiante como el de las nuevas tecnologías, no hay año que alguien no anuncie una nueva herramienta destinada a matar a la anterior, pero algunas se mantienen en pie.
Es el caso de los correos electrónicos. Su funeral fue cantado hace años, pero lo cierto es que se enviaron 107 billones de emails en 2010. No hay excusa para decir que están de capa caía si nos fijamos en que son casi un 20% más que el año anterior.
Lo mismo ocurre con los blogs, teóricamente con el ascenso de las redes sociales, pero siguen ocupando una buena parte de la red, especialmente gracias a la ingente cantidad de imágenes que reciben. Sitios como Tumblr han sabido ver el movimiento y sacarle partido.
El futuro está en las redes de alta velocidad
Si bien es cierto que hay servicios sencillos que siguen manteniendo un importante uso, lo cierto es que su consumo de banda ancha es muy pequeño en comparación con nuevas posibilidades como el juego online o, especialmente, el streaming.
La retransmisión de vídeo hace unos años era impensable y ahora podemos hacerlo con una calidad más aceptable y que sin duda alguna crecerá. Ya es posible ver una película al mismo tiempo que la descargamos y para que cada vez las opciones se amplíen, las conexiones deben hacer lo propio.
Así lo pensó Google y se puso manos a la obra con con sus redes de alta velocidad en Kansas City. Comenzaron hace apenas algunos meses y rozan el Gigabit de velocidad por segundo. Es mucho, sí, pero nada comparable con la transferencia de datos que necesitaríamos para cumplir objetivos de ciencia ficción.
El ser humano sigue estando muy por encima de los ordenadores en cantidad de información. Para hacernos una idea, si utilizásemos esa conexión ultra-rápida de Google e incluso asumiendo que un bit es igual a un átomo (lo cual es falso) tardaríamos más de un billón de años en transferir toda la información que corre por nuestro cuerpo. Mientras tanto, seguiremos mirando el correo.