Julio Bruno, CEO de Time Out: “El poder de los gigantes de internet es tan fuerte que no podremos continuar sin regulación”

Julio Bruno, CEO de Time Out.

Julio Bruno, CEO del grupo mediático Time Out, no tiene pelos en la lengua cuando se le pregunta por el poder excesivo de los gigantes de internet. Dice que son monopolios de facto y pide una regulación de internet. Como la que en su momento se aplicó al sector eléctrico o al petrolero.  

Este español (de Gijón, para más señas) lleva las riendas de una corporación de medios nacida en Londres y que hoy ofrece información de ocio y espectáculos de 328 ciudades en 58 países de todo el mundo. Bruno entró en la compañía en 2015 y desde entonces está embarcado en el proyecto de reinventar Time Out y adaptarla a un escenario eminentemente digital.

En los últimos tiempos, Bruno, que vive a medio camino entre Londres y un avión, ha entrado en el debate sobre la desinformación en internet. Y sobre si la libertad en internet y la pervivencia de un periodismo de calidad son compatibles con los modelos de negocio de gigantes como Facebook y Google. En su opinión, “son empresas privadas que explotan un servicio público”. 

En esta entrevista, Bruno, que responde por Zoom desde su casa en la capital británica, habla de la ley aprobada recientemente en Australia que busca que las redes sociales y los buscadores compensen económicamente a los medios de comunicación por la difusión de sus contenidos. Una iniciativa que intenta zanjar una controversia que dura muchos años y que podría tener un efecto dominó a nivel mundial.

– Usted dice que gigantes como Google o Facebook han destruido el concepto de libertad en internet. ¿Podría explicarse?

Yo comenté esto a raíz de lo que ocurrió en Australia. Allí el Gobierno estaba en discusiones con Facebook, y la red social decidió, como medida de represalia, cortar a todas las empresas de noticias. Y Time Out fue afectado; todo nuestro tráfico de Facebook cayó. El bullying (acoso) que hizo Facebook a Australia es fuerte.  

La frase la dije en ese contexto, pero la idea es fruto de ver también lo que ha pasado durante muchos años con Facebook y Google, y también con Amazon, Apple o Netflix. Los del famoso FAANG. El poder que tienen estas empresas para informar o desinformar es tan fuerte que no podremos continuar sin algún tipo de regulación. 

En el pasado varios gobiernos han intentado poner multas aquí o allá. El Congreso de los Estados Unidos llama a cada poco a Mark Zuckerberg para que hable, pero al final todo queda en aquello de “yo no lo hice, yo solo hago moderación”. En el caso de Facebook, es una posición muy cínica decir que uno no es responsable del contenido que se sube a la plataforma mientras se beneficia de él. 

Google, por su parte, es casi la única puerta de entrada a internet. Si ellos deciden que no hay third party cookies, por ejemplo, de repente todas las compañías que nos dedicamos a la publicidad nos tenemos que plantear qué vamos a hacer. Estás a merced de una empresa privada que explota en realidad un servicio público.

“En el caso de Facebook, es cínico decir que uno no es responsable del contenido que se sube a la plataforma mientras que se beneficia de él” 

Y el consumidor también está en esta encrucijada. Al final no sabe qué es lo que está leyendo o si lo que recibe es justo. En el caso de Facebook, el usuario se encuentra en una cámara de resonancia tan bestial que solo te dedicas a ver más de lo mismo, con lo cual no hay posibilidad de contrastar la información de ninguna manera. 

– ¿No hemos sido un poco ingenuos los ciudadanos, e incluso los políticos, pensando que estas grandes corporaciones de internet iban a ampliar las posibilidades del debate público? Al fin y al cabo, son firmas que cotizan en Bolsa y que obtienen resultados en función del tráfico y la atención que acaparan.   

Hemos sido ingenuos, pero sobre todo hemos sido ignorantes. El problema es que internet se convirtió en un espacio público y necesario para que todos pudiéramos hacer una vida normal. Y cuando eso sucedió, Google ya se había convertido en la puerta de entrada para todos a ese espacio.

Si la electricidad está regulada, ¿por qué no se regula algo como las búsquedas en internet? Google tiene una posición dominante, monopolística. Es una empresa privada muy poco controlada. Nos da miedo abordar este problema. Y por eso estamos con multas que no acaban con esta alta concentración de poder.   

“Si la electricidad está regulada, ¿por qué no se regula algo como las búsquedas en internet? Google tiene una posición dominante, monopolística”

– Dada la timidez de las multas, por un lado, y la dificultad para poner de acuerdo a los Gobiernos y a las muchas partes involucradas en una regulación de internet, parece que la solución está muy lejana. ¿Qué salida ve ahora mismo al problema de la acumulación de poder de los gigantes de internet?

Son empresas que tienen más poder que el presidente de los Estados Unidos. Yo, a nivel personal, considero que las mentiras y la desinformación de Donald Trump han sido terribles. Ha sido el peor presidente que he visto en un país civilizado nunca. Pero que una empresa como Twitter decida en un momento determinado que Trump ha roto las reglas y le quite de la plataforma, donde tiene millones de seguidores, es un gran problema. 

Si se considera que Twitter es un servicio público, esto no puede pasar. Los gobiernos tienen que regular esto, como se hace ahora con el sector eléctrico. Para que haya una serie de reglas. Internet era libre, pero ya no lo es. Ahora está manejada por una serie de empresas.  

Julio Bruno. CEO de Time Out.

– ¿Cómo valora la ley aprobada en febrero en Australia, la primera en el mundo de este tipo, que busca que los gigantes tecnológicos y las redes sociales lleguen a acuerdos y las segundas paguen a los medios de comunicación por la difusión de sus contenidos?

Esto se diseñó para las compañías del magnate Rupert Murdoch y para pocas más. Yo creo que todos tenemos que estar en igualdad de condiciones. Lo de Australia es algo oscuro. No hay unas reglas claras, públicas y transparentes.

Allí Google, por ejemplo, decidió que iba a dar unas subvenciones a ciertas empresas, pero fue una decisión unilateral. Y tampoco es eso. Yo abogo por unas reglas claras y equitativas. Además, regular esto cada vez es más difícil porque estas empresas cada vez son más grandes y tienen cada vez más poder.

– ¿Cómo está el panorama en Europa y especialmente en España? En Francia algunos periódicos importantes han firmado acuerdos con Google, y Bruselas trabaja en nuevas leyes para regular este sector. 

Facebook cerró Australia. El bullying que hicieron a Australia es fuerte y eso ha abierto los ojos a muchos gobiernos. Tiene que haber una acción concertada a nivel de la Unión Europea, en el Reino Unido o en los países de la Commonwealth, por ejemplo. Cuando se regularon grandes empresas en el pasado siempre hubo gente que puso el grito en el cielo. 

“Facebook cerró Australia. El ‘bullying’ que hicieron a Australia es fuerte y eso ha abierto los ojos a muchos gobiernos”

Amazon, por ejemplo, debería estar regulada también. Los estados lo están mirando y en algún momento no van a tener más remedio que tomar cartas en el asunto. No creo que la primera solución que se dé al problema sea definitiva. Veremos una evolución de soluciones y regulaciones. Lo dice gente mucho más preparada e informada que yo. 

– De cada 100 $ que los anunciantes se gastan en publicidad online en el mundo, Google se queda con 53 $ y Facebook, con 28 $. Es decir, que se reparten casi todo el pastel. ¿Hasta qué punto depende el futuro del periodismo y de las empresas de comunicación llegar a acuerdos como los de Australia?

Si tu ves noticias de un cierto sesgo político, probablemente nunca vas a saber lo que piensa gente que tiene otra perspectiva. El periodismo sigue luchando para romper esta tendencia. Pero lo tiene difícil porque no competimos en igualdad de condiciones con los gigantes de internet.

Si la forma de ganar dinero es la publicidad, y el 80% se lo llevan dos empresas en el mundo, al resto solo nos quedan las migajas. Además, cada vez hay menos sitios para buscar información contrastada, y la calidad de la democracia se degradará. 

“El usuario de Facebook se encuentra en una cámara de resonancia tan bestial que solo te dedicas a ver más de lo mismo”

De todas formas, el periodismo también tiene parte de la culpa de lo que le pasa. Los medios tienen que avanzar porque la forma de consumir información ha cambiado mucho. También tienen que avanzar a nivel de negocio.

En Time Out, por ejemplo, abrimos los Time Out Markets. ¿Quién nos iba a decir que una empresa que hacía revistas ahora también tiene mercados y restaurantes por todo el mundo? Nuestro mercado de Lisboa tiene cuatro millones de visitantes al año, con 28 restaurantes dentro que están bajo nuestra marca. 

Julio Bruno, CEO de Time Out.

– Las tecnológicas han puesto sobre la mesa inversiones para fomentar el periodismo de calidad. Facebook se comprometió recientemente a invertir 1.000 millones de dólares entre los editores de todo el mundo durante los próximos tres años. Google anunció en octubre pasado una iniciativa idéntica. De todas formas, parece peccata minuta.

Son peccata minuta. Y, además, son limosnas. Al final siguen usando el contenido de los medios para conseguir tráfico. Ellos se acaban beneficiando de ese tráfico. Y vuelvo al mismo asunto. Si estamos ante un servicio público ofrecido por una empresa privada, tiene que tener regulación pública, y no privada. 

En Nobbot | Periodismo de calidad contra la desinformación

Imágenes | Time Out

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *