Filósofos, religiosos y literatos han dedicado grandes esfuerzos a hallar el sentido de la vida, tratando de responder a las preguntas más inquietantes: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Sin embargo, quizás el sentido de la vida tenga más que ver con que no nos duelan los riñones que con la trascendencia.
“Hay un viejo chiste, Dos mujeres de edad en un hotel de alta montaña comenta una a la otra, «¡Vaya, aquí la comida es realmente terrible!», y contesta la otra: «¡Y además las raciones son tan pequeñas!». Pues básicamente así es como me parece la vida, llena de soledad, histeria, sufrimiento, tristeza y sin embargo se acaba demasiado deprisa”, dijo el cineasta Woody Allen en uno de sus frecuentes arrebatos existencialistas frente a la cámara.
¿Pero por qué tenemos la sensación, sobre todo en etapas avanzadas de nuestra vida, de que se acaba demasiado deprisa? ¿Será que habremos encontrado entonces el significado de nuestro paso por el mundo?
el sentido de la vida es una película de monty python
Las personas de fe tienen, en principio, solucionado este dilema pues, para ellos, la vida es poco más que un trampolín hacia la eternidad. Sin embargo, para quienes creen que, al morir, la única trascendencia posible es el gusano y la fragancia que emanará de las flores que crezcan de la tierra abonada por su cuerpo putrefacto, la cuestión es más peliaguda.
Luego están aquellos para los que el sentido de la vida es solo una película del genial grupo cómico Monty Python, y quizás estos sean los más razonables, según veremos a continuación.
El caso es que, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego esta insistente búsqueda del sentido de la vida, impacta negativamente sobre nuestra salud, bienestar y, tal vez, longevidad. «Los que tienen sentido en la vida son más felices y saludables que los que no lo tienen», afirma Dilip V. Jeste, decano en el Centro de Envejecimiento Saludable de esa universidad.
El estudio, publicado en Journal of Clinical Psychiatry , encontró que la búsqueda de significado en la vida puede estar asociada con un peor estado mental bienestar y funcionamiento cognitivo. «Cuando encuentras más sentido en la vida, te sientes más contento, mientras que, si no tienes un propósito en la vida y lo estás buscando sin éxito, te sentirás mucho más estresado», dice Jeste.
Eso sí, esta búsqueda del sentido de la vida pasa por diversas etapas a lo largo de nuestro paso por el mundo. “A los veinte, no estás seguro acerca de tu carrera, de si tendrás un compañero de vida y de quién eres como persona. Cuando comienzas a llegar a los treinta, cuarenta y cincuenta años, tienes relaciones más estables, tal vez estás casado y tienes una familia y tu carrera profesional es más sólida. La búsqueda disminuye y el significado en la vida aumenta «, explica el experto.
“Después de los 60 años, las cosas comienzan a cambiar. Las personas se retiran de su trabajo y comienzan a perder su identidad. Comienzan a desarrollar problemas de salud y algunos de sus amigos y familiares comienzan a fallecer. Comienzan a buscar el significado en la vida nuevamente porque el significado que alguna vez tuvieron ha cambiado».
Dicho así, se podrá pensar que los cuarentones y cincuentones de fe y los fans de Monty Phyton vivirán más que los que se rascan la sesera cada noche preguntando a una calavera sobre el ser y el no ser.
el significado de la existencia como factor de riesgo clínico
Así que es la salud de los jóvenes y de los más mayores la que más sufre con los interrogantes existenciales. Bien, ¿pero saber esto de qué nos sirve? Pues resulta que la medicina está comenzando a reconocer que el significado en la vida es un factor clínicamente relevante y potencialmente modificable, que puede ser dirigido a mejorar el bienestar y el funcionamiento de los pacientes.
“Es un momento emocionante en este campo, ya que buscamos descubrir respuestas basadas en evidencia a algunas de las preguntas más profundas de la vida «, concluyen los autores de este estudio.
Quizás no haya que devanarse tanto los sesos buscando el sentido de lo que quizás no tiene sentido. Terminamos como empezamos, con otra frase de Woody Allen: “Aunque me gustaría, probablemente no puedo dar una buena razón para justificar que la vida merece la pena, pero si alguien entrara ahora mismo en este cuarto con una escopeta, mi reacción natural, como la de cualquiera de nosotros, será aferrarme a la vida y ponerme a cubierto”. Tan simple como eso.