Cómo evitar que internet y las redes sociales hagan crecer nuestro síndrome del impostor

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No importa que tengas una carrera profesional exitosa, seas un crack en los estudios o en tu entorno se te alabe continuamente. Hasta un 70% de personas ha sentido en algún momento que no merece la posición que ocupa, un trastorno que puede llegar a convertirse en grave si dejamos que la vida online nos martirice. A continuación te explicaremos cómo evitar que internet y las redes sociales hagan crecer nuestro síndrome del impostor.

La doctora Pauline Clance define el síndrome del impostor como la incapacidad de algunas personas para atribuirse sus méritos. Si lo sufres, asumes que tu posición es fruto de la suerte, una coincidencia aleatoria de factores o algo que no podrías haber conseguido solo. El concepto fue desarrollado por la psicóloga norteamericana en 1978, junto a su colaboradora Suzanne Imes, tras darse cuenta de que muchos de sus alumnos dudaban de sus propias capacidades. Aunque a primera vista pueda parecer simple autocrítica, corre el riesgo de convertirse en un problema serio. El miedo a ser “descubierto como un fraude”, a que se den cuenta de que no somos lo suficientemente buenos, es irracional, persistente y paralizante.

Es un trastorno bastante habitual. Tanto que, de hecho, la doctora Valerie Young confirmó en su best-seller The secret thoughts of successful women’ que hasta siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez.

SENTIRSE IMPOSTOR, UN SÍNDROME LIGADO AL ÉXITO

Al contrario de lo que pueda parecer, el síndrome del impostor es más habitual entre profesionales de renombre y en entornos exitosos. Una experta en la materia como Rebecca L. Badawy cita los dos primeros minutos de este discurso de graduación en Harvard de la actriz Natalie Portman como la perfecta explicación del fenómeno.

Según reveló la investigadora en su estudio Are all impostors created equal?’, el fenómeno se suele detectar primero en mujeres, ya que tienden más a comunicar los síntomas que padecen. Sin embargo, cuando reciben una valoración negativa o alguien importante evalúa su desempeño, son los hombres quienes firman finalmente un peor rendimiento.

LOS ORÍGENES DEL SÍNDROME DEL IMPOSTOR

El síndrome del impostor se puede manifestar en dos niveles distintos. El primero, que suele aparecer cuando nos sentimos inseguros ante un nuevo reto, se va desvaneciendo gracias a la experiencia. El segundo, más grave, empeora con el tiempo. En cuanto a las causas, la doctora Young estableció cuatro posibles orígenes:

  • Dinámicas familiares durante la infancia.
  • Estereotipos sexuales.
  • Diferencias salariales.
  • Percepción de éxito, fracaso y competencia.

Otros expertos añaden como quinto motivo un nivel de auto-exigencia demasiado alto, que nos obliga a perseguir objetivos casi imposibles. Evaristo Fernández, profesor de Psicología Diferencial, asegura que también puede estar ligado al pesimismo defensivo. Ambos síndromes tienen en común la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, el miedo al fracaso y unas bajas expectativas ante el resultado.

Las repercusiones a nivel profesional son obvias. Si creemos no estar a la altura, rendimos por debajo de nuestro potencial y el estrés afecta a la productividad. En esta tesitura, atreverse a correr riesgos o solicitar un ascenso pueden ser tareas imposibles.

SENTIRSE UN IMPOSTOR, ¿ENFERMEDAD DEL SIGLO 21?

La aparición arrolladora de internet en nuestras vidas, ¿ha acentuado el síndrome del impostor? Las redes sociales parecen haber desempeñado un papel importante en este aumento, ya que nos fuerzan a compararnos constantemente. Según Badawy, esto influye enormemente “en la imagen que tenemos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea”.

Los datos demuestran que un ideal distorsionado de las vidas online es nocivo. Según un estudio realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge (Reino Unido), los jóvenes que pasan más de dos horas al día en las redes sociales son más propensos a sufrir problemas de salud mental como angustia, ansiedad y depresión.

Otra causa probable es la fusión actual de roles. Como explica Badawy, que haya dejado de haber prototipos definidos provoca más incertidumbre. Otros investigadores han descubierto que el síndrome del impostor se acentúa en individuos que se enfrentan con frecuencia a desigualdades por motivos de raza, género u otra identidad.

CLAVES PARA SUPERAR EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR

Un gesto tan sencillo como dar las gracias ante un halago, sin excusas ni justificaciones, puede ser el primer gran paso. También es bueno expresar nuestras emociones ante compañeros, amigos y familia, ya que normaliza la experiencia y aporta sensación de pertenencia. Otra clave puede ser escribir una lista de logros y darse tiempo suficiente como para evaluarla de una manera realista.

Sindrome del impostor terapeuta

Afortunadamente, vivimos una época en la que se están desestigmatizando los trastornos de la salud mental. Trabajar junto a un terapeuta u otro profesional puede ayudarnos a detectar sentimientos sobre uno mismo que no se corresponden con la realidad. Si piensas que te puede estar afectando, en internet encontrarás infinidad de recursos.

Si la supuesta perfección de algunos currículum que lees en LinkedIn te agobia o visitar ciertos perfiles de Instagram te hace infeliz, es buen momento para poner algo de orden en tu vida digital. Un consejo: ser empático y comprender que todos tenemos nuestros problemas. Si para algunos ‘fingir para lograrlo’ (fake it until you make it) sirve de motivación pero para ti es un lastre, recuerda que siempre te quedará a mano el botón de unfollow.

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Imágenes | Foto de Mike en Pexels, Natalie Portman Harvard Commencement Speech, Vídeo “El Síndrome del Impostor” de Píldoras de Psicología, Foto de Alex Green en Pexels

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