Tecnología GPS-GMS para luchar contra la extinción del alimoche

Cuando leemos la palabra alimoche es imposible resistirse a un resorte en nuestra boca que nos obliga a articular el nombre de esa especie amenazada imitando al añorado Félix Rodríguez de la Fuente: «a-li-mo-che» (labios apenas abiertos).  Hablo, por supuesto, de los que ya peinamos canas. El caso, es que esta especie no lo está pasando nada bien y, para tratar de entender mejor los peligros a los que se enfrenta, un grupo de científicos de la Universidad de Barcelona ha utilizado la tecnología GPS-GMS con el objetivo de seguir los movimientos de seis ejemplares con nombres sonoros: Ros, Obac, Avenc, Orís, Picatxo y Asticot.

El uso de la tecnología GPS-GSM ha permitido seguir con gran precisión los movimientos, el uso del espacio y el proceso de migración de estos alimoches hacia África. «Esta es una de las primeras veces que se han empleado emisores GPS-GSM en esta especie, amenazada en todo el mundo, con el objetivo de conocer sus movimientos transcontinentales y de hacer el seguimiento de su retorno a Cataluña durante la primavera», explica el profesor Joan Real, jefe del Equipo de Biología de la Conservación de la UB.

El alimoche amenazado

En pocas semanas, los seis alimoches ya habían generado una gran cantidad de información respecto a las áreas de alimentación, la fenología, los movimientos y las causas de mortalidad. Como en muchos otros rapaces, la mortalidad originada por causas relacionadas con la actividad humana es un grave problema para la conservación de la especie.

Aunque es sabido que el veneno que se utiliza para perseguir ilegalmente a los carnívoros es una de las amenazas principales para estos rapaces, los datos aportados por el seguimiento de estos seis individuos indican que otras formas de persecución, como la electrocución con líneas eléctricas, también pueden causar bajas y, probablemente, constituyen graves amenazas para la viabilidad de las poblaciones de alimoche.

La información obtenida, a pesar de ser dramática algunas veces –algunos de los protagonistas de esta experiencia han muerto-, también es de un gran interés científico para abordar de forma adecuada los retos que implica la conservación de esta especie en peligro de extinción.

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