Teléfono móvil o casino: la ludopatía no es un juego

Apuestas onlineCon 17 años, Sergio ocultó a sus padres una deuda de 60.000 euros contraída en apuestas y, con 18, Claudia se ha prostituido con el corredor de apuestas al que debía 30.000 euros. La ludopatía se extiende entre los jóvenes que, a menudo, llegan a ella a través de las apuestas online.

Los casos reales de Sergio y Claudia son solo dos de los utilizados por el Consejo Científico del Colegio de Médicos de Madrid para ilustrar los peligros de la ludopatía, especialmente entre los más jóvenes, en su campaña de concienciación “Esto no es un juego, toma el control”. Se calcula que entre el 4% y 8 % de los adolescentes desarrollarán este problema con consecuencias económicas, interpersonales y legales.

Según cifras del Colegio, el juego patológico o ludopatía es un problema de salud pública que va en crecimiento en España. Un 85% de la población ha jugado en el último año al menos una vez y 1,5 millones de personas apuestan en algún juego online anualmente. Por comunidades autónomas, la de Madrid es la de mayor concentración de apuestas online muestra con un 20,3%, seguida de Andaluci?a, con un 17,1%, Catalun?a con un 13,9% y Valencia, con 8,2%.

Este es un problema que preocupa al gobierno y, el nuevo ministro de Consumo, Alberto Garzón, aseguró recientemente que, aunque el juego es una actividad legal, puede llevar a la ludopatía, con lo que «es un problema de salud pública» en el que el Gobierno tiene que intervenir. Hoy, la publicidad del juego ha crecido de forma exponencial, de tal forma que los operadores destinan 300 millones de euros a ella.

trastorno adictivo sin sustancia

La ludopatía fue clasificada dentro de los trastornos del control de impulsos, actualmente, se incluye dentro de las adicciones, como un trastorno adictivo sin sustancia. El psiquiatra  Ernesto Verdura advierte de que “hasta un 28% de los adolescentes en juegos simulados, evolucionarán a apostar con dinero real”. Para este especialista el abordaje debe ser tanto psicoterapéutico como psicofarmacológico, tanto del juego patológico en sí mismo, como de la comorbilidad asociada.

Por su parte, Rosana Santolaria, psicóloga de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), explica a Nobbot que “a nuestras asociaciones cada vez llegan más personas jóvenes con adicción al juego y algunas todavía no han alcanzado la mayoría de edad cuando piden ayuda. Es decir, no solo han comenzado a jugar fuera del marco de edad legal para hacerlo, sino que incluso han llegado a desarrollar trastorno por juego antes de los 18 años”. Esta situación se da tanto en el juego presencial como online.

Apuestas online simuladas

“A pesar de ser una práctica ilegal es un hecho que los menores de 18 años acceden fácilmente al juego. Son jóvenes que por haber nacido en la era digital lo tienen más fácil a la hora de burlar cualquier control. Además, cada vez hay nuevas formas de juego no clasificadas, juegos simulados donde no existen ganancias económicas directas. Vemos que es un problema de salud pública al que debemos hacer frente. Consideramos que los profesionales médicos debemos estar especialmente alerta para detectar estos casos, pero que indudablemente es necesario legislar para reconducir una situación en la que cada vez hay más adictos al juego entre nuestros jóvenes”, afirma el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, el Dr. Miguel Ángel Sánchez Chillón.

Las principales causas de esta adicción entre los más jóvenes parecen estar relacionadas con la legalización de las apuestas online. Por un lado, es más accesible. Tener conexión a internet y una tarjeta de crédito son los únicos requisitos para jugar 24 horas los 365 días del año desde cualquier lugar. A esto se une la inmediatez del resultado en muchos tipos de apuesta, algo que no ocurre en las quinielas o loterías tradicionales. Y, por último, las modalidades de juego son muy variadas, pudiéndose apostar a partir de cantidades inferiores a un euro.

Una vez más, la tecnología, que tantas oportunidades nos ofrece, se puede convertir en un riesgo si no hacemos un buen uso de ella.

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