El mundo del videojuego siempre se ciñe a las peticiones del mercado y eso implica que lo que la gran mayoría demanda no sea necesariamente lo mismo a lo que le gustaría jugar al resto. Las compañías, como en cualquier otro ámbito, lo que buscan es maximizar sus beneficios y, para ello, de una u otra forma, tienen que seguirle la corriente a los que más dinero ponen sobre la mesa.
El problema, como ya habréis imaginado por el titular de esta entrada, es que grandes sagas de videojuego quedan relegadas a un segundo plano por no ceñirse a los valores y posibilidades que entrañan esas modas. No obstante, por suerte, hay una legión de seguidores ahí fuera esperando revitalizarlas con acciones como las siguientes.
Kickstarter al rescate
Una de las puertas de reentrada más fructíferas para esas sagas y personajes que quedaron enterradas en el baúl de los juguetes rotos está siendo Kickstarter. La plataforma de financiación en masa nos invita a apoyar proyectos más o menos ambiciosos, aportando la cantidad de dinero que creamos adecuada y, así, poder sacarlos adelante.
Eso ha llevado a que, por un lado, los propios creadores de dichas franquicias y, por otro, aquellos jugadores con experiencia en la creación de videojuegos que quieren rendirle homenaje, hayan abordado la posibilidad de devolver esos juegos a la vida sin que aquellas compañías que los vieron nacer tengan que tomar ese riesgo.
Una firma para el Change.org
Antes hablábamos de las idas y venidas del mercado y como las grandes desarrolladoras se niegan a tomar el riesgo de lanzar un videojuego que, tal vez, no acabe generando beneficios. ¿Pero cómo saben que el juego no va a funcionar si no le dan al público la oportunidad de demostrar su potencial? Bueno, ahí entrarían estudios de mercado y demás estrategias, pero no está todo dicho.
Gracias a los sistemas de firmas online, plataformas en las que se busca el apoyo de la mayor cantidad de gente posible para promover un cambio, millones de jugadores pueden dejar patente que están interesados en que ese título salga a la luz, buscando así una forma de empujar a los creadores a dar definitivamente el paso.
El empuje de las plataformas digitales
Todo esto no sería posible si no hubiésemos vivido el ascenso de las plataformas de descarga digital. Con ellas se abren las puertas a un modelo de distribución en el que sólo tienen que afrontarse los costes de desarrollo, y no toda la maquinaria necesaria para crear una copia física y distribuirla.
Además, de la mano de estos sistemas, el juego puede quedarse colgado en las tiendas de por vida sin problemas de stock sobrante o con el peligro de que queden relegados a un segundo plano tras un lanzamiento más potente. Siempre podrán estar ahí, esperando a una segunda juventud y, por descontado, fidelizando jugadores para el día en el que se decida continuar con la franquicia.
Siempre nos quedará el shareware
¿Recuerdas aquél juego que blablabla…? Pues no, probablemente no, y si tú no te acuerdas, imagínate las nuevas generaciones, que seguramente no habrán oído hablar de él en la vida. Si nadie lo conoce y tampoco pueden probarlo por las barreras de plataforma, ¿cómo va a volver a la vida?
Precisamente por eso le debemos tanto al shareware de títulos antiguos, que nos permiten acercarnos a juegos prácticamente olvidados, aunque sea con limitaciones de uso y, así, darlos a conocer a jugadores que de otra forma no habrían tenido acceso a ellos. Si todas las compañías utilizasen este tipo de medidas para juegos que, a ciencia cierta, saben que no van a reportar más beneficios, recuperar ese tipo de ideas sería mucho más fácil.
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Me hace mucha ilusión que todos estos videojuegos que tanto nos han hecho disfrutar a muchos vuelvan a ser utilizados por las nuevas generaciones. Muchas gracias por el post, la verdad es que todos estos juegos son muy divertidos y puedes pasar un rato muy agradable jugando con ellos.