Aunque es un es tema que se suele soslayar en los medios y en la agenda pública, lo cierto es que los jóvenes han sido los grandes pagadores de la crisis en España y mucho tendrán que cambiar las cosas para dar la vuelta a esta situación.
El grupo de jóvenes investigadores de Politikon sacó hace unos meses un libro (‘El muro invisible’, editorial Debate) donde se analiza con rigor este problema, que hipoteca el futuro del país, y donde sobre todo se proponen soluciones. En esta entrevista hablamos con María Ramos, Pablo Simón, Octavio Medina y Luis Abenza, miembros de Politikon, sobre la complicada coyuntura que tiene la juventud, y también sobre la urgente necesidad de volver a hacer España un lugar atractivo para las nuevas generaciones.
-¿Se puede decir que los jóvenes fueron los grandes pagadores de la crisis en España y que hoy siguen siendo los grandes perjudicados cuando las cosas empiezan a ir mejor?
La crisis ha golpeado a todos, pero los más perjudicados siempre son los más vulnerables. Y en España los más vulnerables ahora han sido, sin duda, los hogares jóvenes y con niños. Todos los indicadores apuntan a la misma dirección. Durante la crisis, el 60% del empleo destruido ha sido de trabajadores jóvenes, y es además en los hogares jóvenes donde más se ha reducido la renta disponible, que ha pasado de unos 35.000 euros anuales en 2011 a apenas 25.000 en 2014. Hasta hace una década los pensionistas eran un grupo especialmente vulnerable, pero los datos muestran que en estos años se ha invertido esta tendencia.
En España los más vulnerables han sido, sin duda, los hogares jóvenes y con niños
-Ustedes recuerdan en el libro que en el último discurso de investidura, el presidente Rajoy habló hasta nueve veces de los pensionistas, pero ni una sola vez de la pobreza infantil, cuando 1,5 millones de niños en España está en riesgo de ser pobre. ¿Hasta qué punto la actuación de los políticos explica el olvido de los jóvenes?
En nuestro libro asumimos que los políticos, a la hora de actuar, se mueven por incentivos electorales. Es decir, que tratan de cuidar más a aquellos que les votan. Y esto es una mala noticia para los jóvenes. Su peso numérico es menor que el de las otras cohortes de edad. Los menores de 35 años sólo representan el 20% del electorado, mientras que los mayores de 55 son el doble, el 40%. Además, son un electorado más propenso a abstenerse y más volátil, que sólo se moviliza en contextos concretos. Esto hace que los políticos tengan poco interés en promocionar a estos grupos. Al final son los responsables que gobiernan los que diseñan las políticas públicas y por eso, en general, han sufrido un abandono tan notable.
La educación ha mejorado mucho en los últimos años, tanto en extensión como en calidad, pero seguimos teniendo retos pendientes
-¿Qué están perdiendo España y Europa al no impulsar más la educación o las ayudas para las jóvenes familias?
Siempre es arriesgado hacer predicciones, pero si hay un porción de gente que tiene muy difícil acceder a una renta estable, no podrá formar hogares y tampoco podrá tener hijos, y si los tiene, no podrá invertir mucho en ellos, en su educación o su cuidado. A corto plazo, eso se traduce en pobreza infantil y juvenil, y en familias (y sobre todo mujeres) que tienen que elegir entre tener hijos o ser económicamente independientes. A medio plazo, se traduce en desigualdad entre los hijos de familias ricas y pobres, y a largo plazo en una amenaza para nuestras posibilidades de crecer y, en última instancia, de pagar las pensiones del futuro.
-¿Creen que se está hurtando a la opinión pública española este debate que ustedes plantean en el libro? Lo digo porque en los medios de comunicación tampoco el muro invisible al que se enfrentan los jóvenes es un trending topic, ni mucho menos.
Es un debate muy difícil de promocionar porque la mayoría de los líderes de opinión y responsables públicos no son de la misma generación que esos jóvenes, y además no tiene réditos electorales. Como los debates en España suelen ser de tan corto plazo, se hace complicado hablar de políticas importantes para el medio plazo, pero no es imposible. Por ejemplo, los partidos sí han podido ponerse de acuerdo para crear el Pacto de Toledo sobre las pensiones. Es una cuestión de incentivos y prioridades.
-¿En qué medida tienen la culpa de este olvido los propios jóvenes?
Los jóvenes tratan de promocionar los asuntos que les importa, pero no siempre es sencillo. Por un lado, porque muchas veces comparten inquietudes con las generaciones de más edad, ya que, al fin y al cabo, su emancipación es muy tardía. Los jóvenes tienen más empatía que otros grupos sociales, luego no siempre pelean sólo por su interés. Además, los jóvenes muchas veces canalizan a través de la protesta su rechazo con el statu quo, y eso hace que los poderes públicos no siempre atiendan a sus demandas en grado comparable a si estuvieran más organizados y se asociaran más.
En España muchas prestaciones sociales están ligadas al empleo. Sin empleo no hay prestaciones
-Ustedes dedican muchas páginas del libro a analizar la situación de la educación en España ¿Cuáles son los verdaderos problemas de la educación en este país?
La educación ha mejorado mucho en los últimos años, tanto en extensión como en calidad. Pero seguimos teniendo grandes problemas y retos pendientes. Por ejemplo, España es de los países europeos con más repetición y abandono escolar. Debería preocuparnos que el abandono siga siendo muy alto y especialmente que la clase social tenga un efecto muy fuerte en la repetición. A igualdad de competencias PISA, un estudiante de una familia desaventajada tiene una probabilidad 5 veces mayor de repetir que otro de una familia favorecida.
-Ustedes abogan por el contrato único o por medidas como la renta mínima que ha puesto en marcha el Gobierno vasco. ¿Por qué?
En el libro, en vez de dar una solución específica, damos un menú de propuestas posibles para cada uno de los temas que tocamos. Con respecto al mercado laboral, pensamos que es clave cerrar la brecha de protección entre temporales e indefinidos. Pero hay muchas maneras de hacerlo, y el contrato único es una de ellas. Pero también puede tomar formas distintas. Por ejemplo, un partido liberal lo haría bajando la protección a los indefinidos, mientras que uno progresista aumentaría la protección de los temporales.
La renta de garantía y otras propuestas similares son interesantes porque protegen a colectivos hasta ahora desprotegidos. En España muchas prestaciones sociales están ligadas al empleo. Sin empleo no hay prestaciones. La consecuencia es que a menudo los que más necesitan de protección son los que menos acceso tienen a estas prestaciones (desempleados de larga duración, jóvenes, niños, inmigrantes). Lo bueno de las rentas de garantía o básicas es que rompen esta dinámica. Además, las evaluaciones que se han hecho para el caso Vasco sugieren que tiene efectos positivos.
Somos de los países europeos donde más tarde se emancipan los jóvenes
–El olvido de los jóvenes y el desequilibrio en las políticas públicas no parece un problema solamente español, y más bien es un mal europeo y occidental. ¿Cómo lo ven?
Si, es un problema muy amplio, pero hay diferencias muy claras entre países. En el libro mostramos muchas comparaciones entre países, y lo cierto es que cuando nos comparamos con países de nuestro entorno, España se lleva la peor parte. Somos de los países europeos donde más tarde se emancipan los jóvenes y donde es menor la capacidad redistributiva del estado para grupos de edad jóvenes. Tenemos mucho que aprender.
-¿No creen que una de las causas del Brexit está en este desgarro generacional?
Las causas del referéndum de salida de la UE se vinculan esencialmente con la división interna dentro de los Conservadores y el fallo de cálculo de David Cameron. Ahora bien, sabemos que el voto al Brexit tuvo un marcado componente generacional porque entre los mayores había más partidarios de salir de la UE, mientras que entre los jóvenes había más partidarios de permanecer en la UE. Pasó lo mismo en las pasadas elecciones, cuando los jóvenes optaron mayoritariamente por Corbyn. Eso apunta que esta división jóvenes-adultos es algo con cierta permanencia y que se da también en otros contextos fuera del español.
-Ustedes mantienen que los nuevos partidos que disputan la hegemonía al PP y al PSOE debían hacer una apuesta seria por los electores más jóvenes, pero que al final el statu quo se ha mantenido. ¿Qué ha pasado?
El statu quo no se ha mantenido cuando tienes dos partidos nuevos con el 34% de los votos, cosa que no había pasado jamás en España. Diferente es que todavía el cambio político no ha cuajado a nivel de gobiernos de coalición, cosa que acabará por darse a partir de 2019. Estamos en un momento en el que el ciclo de cambio aún no se ha asentado y el equilibrio aún no es estable.
Lo prioritario es que los jóvenes estén presente en la agenda política
-¿Qué proponen en Politikon para revertir la situación y dar a los niños y a la juventud la importancia que se merecen?
Lo prioritario es que los jóvenes estén presente en la agenda política y en las prioridades de la sociedad. Por eso hemos escrito este libro. Nuestro objetivo es entender las dificultades y retos específicos a los que se enfrentan los jóvenes actuales, pero teníamos claro desde el principio que no queríamos que fuera una “revancha generacional” ni una lista de agravios de los jóvenes hacia los mayores. Cada generación se enfrenta a sus propios retos, pero lo que queremos trasmitir es que preocuparse por los jóvenes va a ser bueno para todos. En definitiva, en Politikon hacemos nuestro una especie de lema en el que insiste mucho el sociólogo danés Gøsta Esping-Andersen: la reforma de las pensiones empieza por las guarderías.
Imágen | Patricia Grande
En Nobbot | ”Todo lo que imaginamos como utopía podrá ser nuestra realidad de mañana”, Andy Stalman, autor de Humanoffon