Las renovables se han convertido en la energía capaz de movilizar un mundo en crisis. Son fundamentales para alcanzar la descarbonización de las economías antes de 2050, tienen el potencial de generar nuevos puestos de trabajo y pueden promover sistemas más inclusivos, equitativos y responsables con el medioambiente.
Actualmente, los gobiernos tienen en su mano la opción de realizar un cambio radical. Sin embargo, para dibujar un futuro diferente es necesario borrar todo lo anterior. O, al menos, transformarlo. Hablamos con Francisco Boshell, analista en Mercados y Estándares de Tecnologías de Energías Renovables en la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), sobre los retos de descarbonizar las economías y las oportunidades que ofrece un mundo liderado por las renovables.
– Descarbonizar la economía se presenta como un reto. ¿Hasta qué punto es complicado conseguirlo?
Alcanzar una descarbonización real a mediados de siglo es una tarea enorme. Requiere esfuerzos globales y coordinados para lograr cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) en todos los sectores de la economía.
– ¿Qué necesitan los países en su transición hacia un futuro con energías sostenibles?
La mejor forma de lograr la descarbonización es apostar por inversiones y políticas que fomenten la adopción de tecnologías de energías limpias. Estas pueden estimular el crecimiento económico, crear nuevos puestos de empleo y colocar al mundo en el sendero de la sostenibilidad.
Los paquetes de recuperación económica que están elaborando los gobiernos de todo el mundo para superar la crisis provocada por la COVID-19 brindan una gran oportunidad para abordar la emergencia social, económica y climática al mismo tiempo.
– ¿Podemos hablar de acciones concretas?
De acuerdo con el informe ‘World Energy Transitions Outlook: 1.5 °C Pathway’ de IRENA, hay cinco acciones concretas que los países deben priorizar en su transición energética. La primera es estabilizar la demanda de energía a la vez que se mantiene el crecimiento económico, gracias a la eficiencia energética y a medidas de economía circular.
La segunda consiste en satisfacer las necesidades crecientes con sistemas de energía descarbonizados y suministros dominados por las energías renovables. La tercera pasa por electrificar los sectores de uso final: debemos aumentar la utilización de electricidad en los edificios, la industria y el transporte.
Conviene también apostar por una mayor producción de hidrógeno verde, combustibles sintéticos y materia prima orgánica para lograr una electrificación indirecta. Estas energías deben usarse, además, de forma eficiente.
Por último, debe priorizarse el uso específico de biomasa de origen sostenible. Sobre todo, para sustituir a los combustibles de alta densidad energética, como los que se utilizan en la aviación y otros medios de transporte.
“Hasta ahora los planes nacionales para reducir las emisiones no son suficientes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París”.
– ¿Sois positivos respecto a la situación actual?
Hasta ahora, los planes individuales presentados por los países en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero no son suficientes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Incluso si todos los países cumpliesen con sus compromisos actuales, el mundo seguiría camino de calentarse más de tres grados Celsius en este siglo. Así lo indica el ‘Informe sobre la brecha de emisiones 2020’ del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA). Se necesita reducir las emisiones hasta cinco veces más para acercarse a los objetivos fijados. Además, muchos de estos compromisos aún no están respaldados por acciones gubernamentales.
Sin embargo, a pesar de este panorama sombrío, vemos algunos desarrollos alentadores, especialmente en el sector de la energía: el porcentaje de las energías renovables en el aumento anual de la capacidad energética alcanzó el 72% en 2019. De manera similar, la cuota de las energías renovables en la capacidad de generación total acumulada aumentó del 33,3 % en 2018 al 34,7 % en 2019.
– ¿Qué hay detrás de esta subida?
Este desarrollo, tan alentador, está impulsado en parte ??por la fuerte reducción de los costes de las tecnologías ligadas a las energías renovables. Sobre todo, la eólica y la solar fotovoltaica. Esto nos muestra que, a pesar de la falta de ambición política, la fuerza de la economía de las energías renovables continúa acelerando la transición energética.
“A pesar de la falta de ambición política, la fuerza de la economía de las energías renovables continúa acelerando la transición energética”
– Se espera que la inversión verde derive en un aumento de la creación de empleo. ¿Qué impacto puede tener esto en la economía?
Las inversiones anuales para la transición energética podrían sumar 4,4 billones de dólares al año o, lo que es lo mismo, las inversiones acumuladas hasta 2050 podrían superar los 130 billones de dólares. Para poner esa cifra en perspectiva, el PIB mundial ascendió a 81 billones en 2019 y se proyecta que aumente 2,5 veces hasta 2050.
Según datos de IRENA, invertir en tecnologías de transición energética crea hasta tres veces más puestos de trabajo que hacerlo en combustibles fósiles por cada millón de dólares de gasto. Hoy en día, el sector de las energías renovables proporciona más de 11 millones de puestos de trabajo.
– ¿Y de qué manera puede favorecer la creación de empleo joven?
La transición energética genera empleo adicional en un amplio espectro de actividades. Estas están ligadas a las cadenas de suministro de energía renovable, la eficiencia energética y la mejora de la red. Así, los jóvenes profesionales pueden encontrar oportunidades en el mundo académico y de la investigación, o ligadas a las pruebas, la fabricación, la instalación, las operaciones y el mantenimiento de tecnologías de energía renovable.
Además, estamos seguros de que otras dinámicas de esta transición afectarán a la evolución del empleo en el sector energético en general.
– ¿Cómo puede esta transición energética ayudar a afrontar la crisis de la COVID-19?
Según el análisis de IRENA ‘Post-COVID recovery: An agenda for resilience, development and equality’, en los primeros tres años de funcionamiento de programas de recuperación post-COVID-19 ya se notarían beneficios socioeconómicos. Al mismo tiempo, se aceleraría la transición energética.
Si se movilizasen las inversiones necesarias y se pusiesen en marcha políticas de recuperación ágiles, la transición impulsaría el PIB un 1% más que los planes actuales durante los próximos tres años.
Cada millón de dólares invertido en energías renovables o flexibilidad energética crearía al menos 25 puestos de trabajo, mientras que cada millón invertido en eficiencia generaría unos 10. Con el estímulo de inversión adicional contemplado en el Transforming Energy Scenario de IRENA, las tecnologías relacionadas con la transición energética sumarían 5,5 millones de empleos más para 2023.
“Fuentes renovables como la energía hidroeléctrica, eólica y solar han sido las más resistentes a los impactos de la crisis de COVID-19”
– ¿Qué papel jugarían las energías renovables en estos números?
Las energías renovables estarían detrás de cerca de la mitad de estos empleos adicionales (unos 2,46 millones). La eficiencia energética sumaría 2,91 millones y las redes y la flexibilidad del sistema energético un porcentaje más pequeño, de 0,12 millones.
Estos avances superan con creces la pérdida de 1,07 millones de puestos de trabajo que se esperan en los sectores de combustibles fósiles y nucleares.
– La crisis provocada por esta pandemia ha puesto de relieve el costo de vincular las economías a los combustibles fósiles. ¿Qué ha sucedido con las renovables?
Casi el 30% de la electricidad mundial proviene en la actualidad de fuentes renovables como las energías hidroeléctrica, eólica y solar. Han sido las fuentes de energía más resistentes a los impactos de la crisis de COVID-19.
Lideradas por la energía solar, las energías renovables son ahora la opción más barata para producir electricidad en la mayor parte del mundo. Se espera que superen al gas natural y al carbón en los próximos años. Otras opciones renovables como las derivadas de los biocombustibles, por otro lado, han sufrido en medio de la crisis económica, por lo que su desarrollo necesitará de una atención política aún mayor.
En Nobbot | En un lugar de Canarias, hay una isla que se autoabastece con energías renovables
Imágenes | IRENA, Made from the sky, Science in HD