Investigadores de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Rusia (NUST MISIS) han desarrollado una nueva tecnología para fabricar baterías low cost a partir de mascarillas usadas.
un complemento indispensable en nuestro día a día. Nos la ponemos para salir a comprar el pan, pasear e, incluso, jugamos con ella al «quita y pon» en un acto tan simple como es tomarnos un café en una terraza al aire libre.
La mascarilla se ha convertido enSegún los científicos de la NUST MISIS, a lo largo de la pandemia, los habitantes del planeta hemos usado mensualmente más de 130 millones de mascarillas, lo que se traduce en centenares de toneladas de residuos poliméricos. Cuando se queman, se producen gases tóxicos, por lo que darle a una segunda vida a estos desechos comienza a ser una cuestión crucial desde el punto de vista medioambiental.
Según revela un estudio publicado en la revista científica Journal of Energy Storage, científicos de la NUST MISIS, en colaboración con otros investigadores de Estados Unidos, han diseñado una nueva tecnología que aprovecha las mascarillas usadas y otros desechos médicos para crear baterías low cost.
Esta nueva tecnología permitiría producir baterías delgadas, flexibles y de bajo coste a partir de mascarillas usadas y blísters de medicamentos, siendo necesario únicamente la adquisición de grafeno para completar el proceso.
Cómo se convierten las mascarillas usadas en baterías low cost
El primer paso que el proceso de reciclaje exige es la desinfección de los residuos médicos que se van a emplear. Para ello, los investigadores eliminan los posibles gérmenes de las mascarillas usadas con ultrasonido y las sumergen en tinta hecha de grafeno, la cual satura la mascarilla, tal y como explica el profesor Anvar Zakhidov, director científico del proyecto den el NUST MISIS.
En segundo lugar, la masa resultante se comprime y se calienta hasta los 140º, con el objetivo de conseguir unos gránulos que sirvan de electrodos en la batería. En proceso de fabricación de las baterías tradicionales de tipo supercondensador se necesitan temperaturas más altas, entre 1.000 y 1.300 ºC, pero esta nueva tecnología reduce el consumo de energía en un factor de 10.
Posteriormente, entre los dos electrodos, fabricados a partir del nuevo material, se coloca una junta con propiedades aislantes. La empapan de un electrólito especial y posteriormente crean una capa protectora a partir de blísters de medicamentos.
Además de los beneficios que aportan en el proceso de reciclaje, estas baterías han demostrado tener una alta densidad de energía almacenada y capacidad eléctrica. El equipo a cargo del proyecto ha asegurado en su informe que la densidad de energía de las baterías es de 98 vatios-hora por kilogramo (Wh/kg), valor que se acerca a la densidad de las baterías de iones de litio del mercado, que oscila entre 100 y 265 Wh/kg.