Un baño de memoria de la mano de Secun de la Rosa en «Las piscinas de la Barceloneta»

Secun de la Rosa,  las piscinas de la BarcelonetaSecun de la Rosa derrocha valor y talento al crear, dirigir e interpretar su obra «Las piscinas de la Barceloneta» y sale victorioso de este descomunal reto, ofreciendo a loos espectadores un monólogo que recupera la memoria de lo que fuimos no hace tanto y, ojalá, no volvamos a ser.

Antes de comenzar la obra, reciben al espectador imágenes y voces del barrio del extrarradio de Barcelona en el que se desarrollará la acción. Estamos en los años 70 y los personajes que desfilan por esas imágenes, fundamentalmente niños y adolescentes, podríamos ser cualquiera de los que crecimos en un entorno similar en una época miserable que, sorprendentemente, hoy algunos revisan con actitud nostálgica.

Quizás porque no habían nacido entonces y se han creído esa visión edulcorada con filtros de Instagram que nos ofrecen algunos productos de ficción.

No es el caso de «Las piscinas de la Barceloneta» de Secun de la Rosa. Este, a través de una actuación contenida pero emocionante, nos va trasportando a esa época y a ese lugar a través de los recuerdos del protagonistas, un hombre de mediana edad que acude invitado a un acto organizado por la asociación de vecinos para conmemorar los 50 años del barrio de su infancia. Se trata de uno de esos barrios creados para acoger a la bolsa de población inmigrante en el extrarradio de la Barcelona de los 70.

Poco a poco, sus recuerdos le llevan al verano del 77, un momento decisivo en su vida por lo que supuso de descubrimiento del mundo, interior y exterior, para un hijo de obreros cuyo universo estaba delimitado por carreteras aún por asfaltar y viejos edificios abandonados. En un contexto de luchas políticas, vecinales y sindicales, con la inconsciencia de su juventud, sin apenas dinero, una toalla vieja y unas gafas de sol, se atreve a salir del barrio para ir a sus idealizadas “Piscina de la Barceloneta».

revelación en las piscinas de la barceloneta

Allí, el personaje interpretado por Secun de la Rosa descubre la «Piscina de Sal», centro de reunión de la bohemia barcelonesa donde conviven activistas, poetas, putas, maricones, travestis y artistas. Fascinado por unos personajes que nada tienen que ver con su entorno, poco a poco se va introduciendo en ese nuevo mundo donde le llegan noticias de acontecimientos que dibujan una España nueva tras los cuarenta años de dictadura: la primera manifestación LGTBI, la ley de peligrosidad social, los supervivientes de las cárceles del franquismo, las primeras jornadas libertarias y el verano de la anarquía, etc.

Le acompañan en este viaje los artistas de El Paralelo, Christa Leem, los Barcelona de Noche, los Cúpula Venus, Brossa, Ocaña…Nombres todos ellos que quizás no digan nada a nuevas generaciones de españoles pero que, en tiempos en los que no había «influencers», fueron referentes que apuntaban al futuro que asomaba entre la grisura franquista. 

El Teatro Infanta Isabel acoge esta corta temporada de la obra por Madrid, tras el éxito cosechado en otras ciudades. Sin duda, una cita teatral de primer nivel y un inexcusable encuentro con el pasado que sirve para reivindicar a todos aquellos que contribuyeron a construir el presente que, con sus carencias, nada tiene que ver la época que retrata el texto de Secun de la Rosa. Digan lo que digan quienes lo digan, hoy somos mucho mejores. Y mañana lo seremos más. 

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