En los últimos años se han estrenado varias películas, como Yo, robot, Ex-Machina y Chappie, que retratan robots humanoides con una mente propia. Como investigador, tengo curiosidad por saber si es solo ciencia ficción o si estas películas ilustran temas reales que impactarán a la sociedad futura y los mercados de consumo.
Específicamente, me pregunto si los robots autoconscientes humanoides tomarán un papel activo en la sociedad y, posiblemente, serán consumidores de productos y marcas en el futuro.
Desde la década de 1950, la investigación de inteligencia artificial (IA) se ha centrado en la creación de “máquinas pensantes”. Más recientemente las empresas de tecnología como Google también están invirtiendo fuertemente en sistemas de desarrollo de personalidad de robots. Las predicciones de los expertos varían. Sin embargo, varios de ellos sugieren que la IA será plenamente consciente en las próximas décadas.
En mi reciente artículo sostengo que la aparición de robots humanoides equipados con IA tendrá enormes implicaciones para la sociedad y las empresas. Además creo que, si estos desarrollan una autoconciencia similar a la humana, la noción de lo que constituye un consumidor debería extenderse de humanos a robots, ya que los robots con IA también pueden usar marcas como un medio de autoexpresión.
La autoexpresión en humanos y robots
Hay muchos indicios de que los consumidores utilizan los atributos de imagen asociados con una marca para expresar su autoestima. Por ejemplo, un consumidor puede comprar un bolso Gucci para proyectar su riqueza en contextos sociales. Curiosamente, los estudios muestran que alrededor de los 7-8 años la autoconciencia de los niños ha alcanzado una etapa de desarrollo que les permite asociar marcas con rasgos de personalidad y significado social. En consecuencia, los niños comienzan a usar marcas como medio de expresión personal y se convierten en consumidores proactivos.
Mientras tanto, los investigadores ya han desarrollado robots con IA que muestran niveles más básicos de autoconciencia y autoexpresión. Sostengo que una vez que los robots desarrollen niveles de autoconciencia y capacidades de autoexpresión similares al humano, también se podrán convertir en consumidores proactivos. Esto tendrá implicaciones para algunos sectores clave de la economía, que se describen a continuación.
Sector salud
Estudios muestran que los robots pueden mejorar sus capacidades de aprendizaje social a partir de las interacciones humanas. Podría decirse que los futuros robots podrán usar voces y expresiones diferentes para mejorar las interacciones con los pacientes.
Además, una vez que los robots desarrollen capacidades de autoexpresión, podrán incluso buscar prendas o partes mecánicas específicas para el trabajo, para proyectar la imagen de un profesional médico. Esto constituye una oportunidad para las empresas.
Primero, podrán apuntar a los propietarios de estos robots, similar a la idea de que los padres compran productos para sus niños pequeños. En segundo lugar, los profesionales de marketing podrían incluso apuntar a los robots directamente con sus comunicaciones de marketing digital, ya que, a través de la red, los robots pueden solicitar activamente productos específicos para personalizar su apariencia y participar en la expresión personal.
Sector educativo
Debido a su capacidad para expresar características de personalidad, es probable que los robots humanoides conscientes de sí mismos puedan proporcionar a los estudiantes una experiencia de aprendizaje similar a la humana. Por lo tanto, las empresas estarán interesadas en poseer y promocionar robots que puedan ser más atractivos para los estudiantes potenciales.
La investigación sugiere que, al igual que los humanos, los robots podrán aprender de las interacciones sociales para actualizar su autoimagen. Una vez que los robots humanoides sean plenamente conscientes de sí mismos, expresarán su deseo de equipar su “cuerpo” de robot de acuerdo con el entorno de enseñanza.
Por ejemplo, los robots conscientes de sí mismos que enseñan a los niños pueden tratar de expresar una imagen amigable y juvenil, mientras que aquellos que enseñan a ejecutivos de negocios pueden tratar de presentar una imagen más formal y profesional. Esto puede implicar que los robots soliciten cubiertas de equipos específicas o incluso adopten sus expresiones faciales.
Sector relacional
Los seres humanos participan en la entrega de regalos entre parejas románticas. De manera similar, en las interacciones entre humanos y robots, el propietario puede iniciar algunas compras de accesorios, ya que es posible que deseen personalizar la relación para hacer el robot más atractivo. Se espera que los robots humanoides de relaciones conscientes de sí mismos puedan solicitar productos y marcas para expresar su propia imagen. Según la ocasión social, por ejemplo, una cita, los robots pueden tratar de usar accesorios diferentes.
Además, como los robots pueden aprender de la interacción social, es probable que conozcan las preferencias de sus “parejas” y luego busquen productos que complazcan a su pareja romántica.
En su forma actual, las opiniones expresadas son de hecho futuristas. Sin embargo, si la investigación de autoconciencia del robot avanza como se espera, los robots pueden no ser solo miembros pasivos de nuestra sociedad. Más bien, pueden convertirse en miembros activos e incluso ser considerados consumidores. La sociedad y las empresas deben estar preparadas para lo que vendrá.
Héctor González-Jiménez, Associate Professor in Marketing, ESCP Europe
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.