La pintura y la moda son dos disciplinas que han interaccionado entre sí a lo largo de la historia, construyendo un diálogo bello a la par que revelador. Por eso, y en homenaje a la figura de Cristóbal Balenciaga, el Museo Thyssen-Bornemisza ha organizado una exposición bautizada como «Balenciaga y la pintura española».
La muestra, una de las más esperadas del año, se podrá visitar hasta el próximo día 22 de septiembre. Pasear entre sus salas permitirá a los visitantes conocer más de cerca la figura de Balenciaga, el diseñador de moda más admirado e influyente de todos los tiempos.
Balenciaga: creación y vanguardia
Las referencias al arte y la cultura española estuvieron siempre muy presentes en el trabajo de Balenciaga. Las líneas simples y minimalistas de los hábitos religiosos o el volumen arquitectónico de estos tejidos son una constante en muchas de sus piezas. El aire de la bata de cola de una bailadora flamenca que se deja ver en los volantes de algunos vestidos, los brillos del traje de luces de un torero trasladado con maestría al paillette bordado de una chaqueta bolero, o la estética de la indumentaria en la corte de los Austrias reflejada en las negras telas aterciopeladas adornadas con azabache de sus creaciones, son solo algunos ejemplos.
Balenciaga revisaba continuamente la historia del arte y, con una fuerte personalidad y estilo propio, mantuvo esas influencias hasta en su periodo más vanguardista, recuperando hechuras históricas y reinterpretándolas de manera muy moderna. Son muchas las cosas que nuestros armarios le deben a un modisto que logró alcanzar la perfección a través de su estilo rupturista y revolucionario.
Con apenas 5 o 6 años, Balenciaga se acercó a las grandes obras de Goya, Velázquez, El Greco… descubriendo así la magia de la paleta cromática. Con absoluta maestría logró introducir en sus creaciones esos colores que convertían las obras de los grandes artistas en joyas de valor incalculable. El negro se convirtió en un color fetiche para Balenciaga, con amplias y elegantes colecciones que deslumbraron al público de la época. Como ya se dijo tras la presentación de una de ellas en 1937, el negro de Balenciaga era tan profundo que a su lado cualquier otro negro parecía gris.
CONEXIÓN ARTÍSTICA
Las salas plantean un recorrido a través de 56 pinturas, a las que acompañan los vestidos vinculados a cada estilo o a cada pintor. Conexiones basadas en elementos conceptuales, en formas y volúmenes arquitectónicos, en complicidades cromáticas, que dan lugar a un fascinante diálogo entre moda y pintura.
La muestra permite, además, entender el arte desde una perspectiva diferente, poniendo la mirada sobre los pintores como creadores y transmisores de moda y como maestros en la representación de telas, texturas y pliegues.
La exposición está comisariada por Eloy Martínez de la Pera y la gran mayoría de los cuadros que se pueden admirar en ella proceden de colecciones privadas y museos de ámbito nacional, entre los que se encuentran el Museo del Prado o el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Además, la exposición se corona con un conjunto de valiosas piezas de indumentaria procedentes de las siguientes instituciones: Museo Balenciaga de Guetaria, Museo del Traje de Madrid y Museu del Disseny de Barcelona, así como de colecciones particulares nacionales e internacionales, muchas de ellas nunca antes expuestas.