Felipe Bravo (SECF): “Necesitamos políticas forestales que puedan adaptarse al cambio climático”

Felipe Bravo, profesor catedrático de Planificación forestal en la Universidad de Valladolid y presidente de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF).

La importancia de cuidar nuestros bosques para frenar la amenaza del cambio climático ocupa titulares desde hace décadas. Ahora, la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto otra de las consecuencias de no hacerlo: la aparición de nuevas enfermedades zoonóticas.

Felipe Bravo Oviedo es profesor catedrático de Planificación forestal en la Universidad de Valladolid y presidente de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF). Hablamos con él sobre el impacto que ejercemos sobre el medioambiente y la importancia de gestionar correctamente los bosques de cualquier punto del planeta.

– La deforestación aumenta la exposición humana a nuevas enfermedades infecciosas. Teniendo en cuenta esto, ¿qué mensaje nos ha enviado el coronavirus?

La deforestación aumenta la interacción con las enfermedades infecciosas al desplazar especies de la vida silvestre. Y, debido a la globalización, estas viajan a gran velocidad. Antes ya había infecciones por enfermedades zoonóticas, pero se quedaban reducidas a ámbitos locales. Esto ha sido tan explosivo debido a la combinación entre deforestación de zonas tropicales, todavía sin explotar, y globalización.

Es una paradoja que nosotros no estemos utilizando los recursos no renovables cercanos y sin embargo seamos importadores de otros lejanos, como la madera tropical. Tiene que haber un cambio de paradigma que está asociado al cambio climático y al uso de combustibles fósiles.

– ¿Qué se puede hacer para frenar este riesgo?

Actuar localmente. Se nos habla de economía circular, verde, basada en recursos renovables y de cercanía. Sin embargo, utilizamos recursos lejanos.

Los consumidores, que podemos controlar cómo se gestionan los recursos renovables, deberíamos utilizar primero los cercanos. De esta forma podemos controlar cómo se gestionan, si las prácticas son adecuadas y el nivel de riesgo. Traerlos de lejos y fomentar su explotación puede generar problemas como la pandemia. Entra en juego, también, hacer menos uso de recursos.

Felipe Bravo: "Para evitar futuras zoonosis debemos empezar por consumir productos de proximidad".

– ¿Hemos cometido un error al pensar que este riesgo se limitaba a zonas tropicales?

El salto de zoonosis puede darse en cualquier sitio. Sin embargo, es menos probable que suceda en nuestro entorno, donde los bosques han evolucionado en relación con los humanos durante siglos, que en zonas tropicales, donde quedan regiones aún sin explotar.

Debemos tener en cuenta también que la globalización hace que las enfermedades viajen muy rápido, por lo que pueden convertirse en poco tiempo en un problema global.

«Los políticos reciben señales de la sociedad y las amplifican, pero nosotros tenemos que enviar estas señales»

– ¿Qué se está haciendo por parte de los gobiernos, tanto a nivel estatal como europeo? ¿Es suficiente?

Los políticos tienen sus planes para frenar el cambio climático y están haciendo cosas, por ejemplo, todo lo relacionado con el Green Deal. Pero, ¿es suficiente? Yo creo que si no se implica la sociedad en su conjunto no se va a arreglar nada.

Tenemos que entender que la forma de comportarse es importante. Por ejemplo, cuando vamos a comprar podemos optar por productos de cercanía y renovables, en lugar de otros con huellas energética e hídrica altas. Los políticos reciben señales de la sociedad y las amplifican, pero nosotros tenemos que enviar estas señales.

– El acuerdo alcanzado por la UE para lanzar un plan de ayudas ante la pandemia ha provocado recortes en el fondo de ciencia, Horizonte Europa, y el Fondo para una Transición (energética) Justa. ¿Qué impacto puede tener esta decisión?

Aquí partimos de que el problema es nuestro. Está mal que se haya recortado de estas partidas, pero está aún peor que nuestro presupuesto nacional no tuviera ya lo mínimo para estar jugando en igualdad de condiciones con otros países. Que esos presupuestos no incorporen más dinero para ciencia probablemente no sea un problema para Alemania, por ejemplo. Sin embargo, nuestro sistema científico depende de fondos europeos porque no tenemos un nivel básico asegurado a nivel nacional.

“Nuestro sistema científico depende de fondos europeos porque no tenemos un nivel básico asegurado a nivel nacional”

¿Por qué no los tenemos? Porque la sociedad no los demanda. Si la sociedad demandase ciencia, estaría más presente en los presupuestos. Tenemos que cuestionarnos a nosotros, no solo echar la culpa a los gobiernos, algo que además suele tener un sesgo ideológico dependiendo de si estos son más próximos a tu posición o no.

– Sin embargo, sí existe una presión por una parte de la sociedad y los propios científicos.

Lo que hacemos los científicos tiene un impacto limitado, porque además puede parecer que cuando pedimos lo hacemos para nosotros. Y, en realidad, muchos de los que hablamos lo hacemos porque hay generaciones que no tienen posibilidades. En laboratorios de toda Europa suele haber un científico español.

Es importante que se hagan más demandas. Por ejemplo, ahora todo el mundo quiere que se investigue en medicina y en enfermedades, pero nadie se ha preguntado nunca si tenemos en España un laboratorio potente de enfermedades tropicales (que no lo tenemos).

También hay que entender que para encontrar la vacuna para la COVID-19 se han dedicado muchos recursos, pero lo normal en cualquier proyecto de investigación es que no haya resultados tangibles hasta pasados 10 años. Tenemos que invertir ahora para solucionar los problemas de dentro de una década.

– ¿Cómo podrían mejorarse las políticas de gestión forestal para hacerlas más sostenibles?

Necesitamos políticas que puedan adaptarse e incluso adelantarse al cambio climático. Durante mucho tiempo se ha trabajado en temas de mitigación, algo que en desde el punto de vista del sector forestal ha permitido comprar tiempo. Ahora estamos hablando de adaptación de ecosistemas: si no hacemos nada, lo más probable es que los bosques sufran colapsos o degradaciones y que sea difícil recuperarlos.

Felipe Bravo: "si no hacemos nada, lo más probable es que los bosques sufran colapsos o degradaciones y que sea difícil recuperarlos".

Hay acciones como, por ejemplo, el desarrollo de regadíos, que permiten proteger un sector tan importante como es la agricultura, pero que en algunos lugares potencian los efectos de la sequía.

El abandono de la explotación forestal, por otro lado, lleva a una densificación de los bosques. Esto fomenta la aparición de incendios de sexta generación, como los que vimos en California y Australia el año pasado. Estos se dan cuando los bosques tienen muchísima biomasa acumulada y determinadas condiciones favorecen la expansión y dificultan la extinción de los fuegos. Es sobre este tipo de acciones y realidades sobre las que hay que actuar.

– Políticas como las de Bolsonaro ponen en riesgo zonas tan importantes como el Amazonas. ¿Qué impacto tiene?

En zonas como el Amazonas, el Chaco (Bolivia, Paraguay, y Argentina) o el Cerrado (Brasil) lo que ocurre es que hay un desplazamiento. Por ejemplo, el consumo y la demanda de la soja han permitido extender sus cultivos. Se han instalado en zonas de pastos o ganado vacuno, que a su vez se han desplazado a zonas de bosque. De esta forma, los bosques se han visto reducidos.

“Personas como Bolsonaro están cubriendo una demanda que generamos nosotros con nuestro patrón de consumo”

Todo esto tiene que ver con nuestros hábitos de consumo. Personas como Bolsonaro (que no es el único nombre, hay muchos más) son representantes de una forma de entender la situación. Están cubriendo una demanda que generamos nosotros con nuestro patrón de consumo. La soja es solo un ejemplo, hay muchos otros productos, como el aceite, que se empezó a usar de otros tipos porque son más baratos que el de oliva.

El problema del pensamiento eurocentrista es que nosotros cada vez somos menos gente en el planeta. Aunque empecemos un planteamiento de consumo más verde, el impacto será menor. Hay muchísima más proporción de personas de otras partes del mundo.

– Además de prevenir nuevas enfermedades, ¿qué ventajas trae gestionar correctamente los grandes bosques?

Por un lado, hay partes del bosque que deben ser conservadas, y aquí entendemos conservar como no intervenir. Por el otro, hay zonas que para ser conservadas deben ser gestionadas. Estas permiten obtener productos que sean sustitutivos de otros que tienen un impacto ecológico mayor: combustibles, plásticos, etc. Gestionar los bosques puede generar empleo y beneficios y económicos y hacerlos más resistentes a perturbaciones como incendios y plagas.

El profesor recuerda la importancia de gestionar los grandes bosques.

En España, sin embargo, la política tiende a no gestionarlos. Es el tercer país en superficie de bosque de Europa, después de Suecia y Finlandia. Sin embargo, tenemos una tasa de aprovechamiento del 40%: de cada metro cúbico de biomasa que se genera en el bosque, sacamos un 40%.

Cada año tenemos más bosques y más densos. Podríamos sacarle más beneficio a esta biomasa y aun así se seguiría acumulando.

– ¿Qué papel juega o puede jugar la tecnología para proteger los bosques?

La tecnología permite tomar las decisiones de una forma más informada. Al mismo tiempo, facilita transmitir a la sociedad los impactos y los efectos de la gestión o la no gestión. Es un papel muy importante.

Se está hablando de selvicultura de precisión. Sensores remotos con lídar, satélites tradicionales, máquinas de uso forestal que llevan ordenadores que se comunican por satélite… Todo genera datos y tenemos que encontrar la capacidad de gestionarlos.

– ¿Cree que esta crisis servirá para prestar más atención a la necesidad de cuidar nuestros bosques?

No confío mucho en ello. Ahora mismo se está prestando más atención a los impactos sociales. Una vez que esto pase y a largo plazo (y siempre que hablamos de bosques tenemos que pensar a largo plazo) tiene que ser parte de la solución. Los bosques juegan un papel importante a la hora de enfrentarnos a muchos problemas actuales, como las enfermedades emergentes, la despoblación o el cambio climático.

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Imágenes | Flikr/Pilar Valbuena/iuFOR, Unsplash/Denis Agati, Unsplash/Jordan Whitfield, Unsplash/Tobías Tullius

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