Y si fuera posible ¿crearías clones de tu mascota?

clonesLa ciencia avanza sin cesar y los clones de animales se han vuelto algo mucho más habitual de lo que podríamos pensar en un principio. Las empresas genéticas tienen tarifas que pueden llegar a superar los 40.000€.

No se trata de una pregunta retórica, gracias a empresas y compañías cómo ‘ViaGen Pets’ que se dedican a la investigación genética, la clonación ya es una realidad y clonar a un animal que haya fallecido ronda entre los 30.000€ y los 45.000€, por lo que si el cliente dispone de esa suma podrá perpetuar la vida de su mascota hasta el infinito.

Clones zombies

La clonación puede sonar a ciencia ficción si lo escuchamos de primeras, pero revivir a mascotas muertas gracias a esta técnica genética ya es una realidad que cada vez se pone más de moda entre las personas con cierto poder adquisitivo.

Si bien es cierto que realizar clones de un animal no supone recibir una copia exacta del mismo con sus mismos recuerdos, sí es equivalente a recibir una mascota con una apariencia exacta a la anterior, por lo que sería posible empezar de 0. Los clientes que contratan este servicio, hacen uso del ADN de sus mascotas ya fallecidas para crear nueva vida y la compañía se encarga de crear los óvulos y embriones que se traspasan al sustituto para obtener réplicas que en ningún caso son reencarnaciones.

Como bien explican los científicos de ‘ViaGen Pets’, no se trata de copias exactas o reencarnaciones de los animales, es una nueva vida que no conserva recuerdo alguno de su pasado pero que sí mantiene la apariencia exacta de su predecesor por lo que los clientes pueden empezar de 0.

El mejor amigo del hombre

El caso más sonado de clonación de animales ocurrió en 1996, año en el que nació la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta; sin embargo, en el año 2005 se realizó el primer experimento de clonación de perros con éxito.

Un equipo de científicos surcoreanos consiguió producir dos cachorros idénticos en un laboratorio a partir de la piel de la oreja de un tercer perro adulto llamado Tai. A pesar de que uno de ellos murió, el segundo alcanzó los 10 años de edad dando pie a que nuevas empresas hicieran uso de esta técnica con fines lucrativos como la clonación de mascotas.

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