¿Qué sucede cuando metes la cabeza en un acelerador de partículas?

Anatoli BugorskiEn 1978, el físico ruso Anatoli Bugorski, de 36 años, trabajaba para el laboratorio con el acelerador de partículas más grande de la Unión Soviética, el synchrotron U-70. El 13 de julio, el físico estaba verificando una falla dentro del acelerador. Debido a un mal funcionamiento de los sistemas de seguridad, sufrió un accidente sin precedentes. Mientras trataba de reparar la falla, cruzó su cabeza en el camino del haz de protones disparado a 76 GeV (gigaelectrones voltios). Bugorski sobrevivió al accidente contra todo pronóstico.

El accidente de Anatoli Bugorski

Al describir la sensación, Bugorski dijo que vio un destello más brillante que mil soles. El haz atravesó el lado izquierdo de su cráneo, sin causarle inicialmente ningún dolor. Lo sucedido sigue siendo hoy objeto de análisis y reflexión entre estudiantes, investigadores y expertos en física. El incidente se mantuvo en secreto durante más de diez años.

El laboratorio en el que trabajaba Bugorski, el Instituto de Física de Altas Energías de Protvino (Moscú, Rusia), tenía el acelerador capaz de producir haces de protones con la energía final más alta del mundo. En el momento del accidente, los operadores en la sala de control aún no habían apagado el haz. En cualquier caso, una señal luminosa presente en la entrada de la cámara del acelerador debería haber señalado la actividad en curso y evitar la entrada de personas. Pero, al parecer, la bombilla se quemó o el sistema de seguridad sufrió algún otro fallo.

Una vez dentro, Bugorski se inclinó por donde pasaba el haz de una sección del tubo del acelerador a la siguiente. Fue golpeado de inmediato casi a la velocidad de la luz. No sintió dolor, pero, como experto, entendió la gravedad de la situación. Con toda probabilidad, ningún ser humano había sido alcanzado antes por un haz de radiación de protones concentrado a una energía tan elevada. Tras terminar el trabajo, el físico salió sin reportar lo sucedido y regresó a casa.

Las consecuencias físicas

El haz de protones que entró en el cráneo de Bugorski desde la parte posterior izquierda provocó una absorción estimada de unos 200.000 rads en segundos. El rad, reemplazado por el gray en el Sistema Internacional, es una unidad de dosis de radiación que considera la cantidad de energía absorbida y retenida por la materia irradiada. Una dosis superior a 600 rad se considera suficiente para matar a una persona.

El día después del accidente, Bugorski comenzó a mostrar síntomas preocupantes y fue trasladado al hospital de Moscú para ser hospitalizado de urgencia. El lado izquierdo de la cara estaba hinchado e irreconocible. En la piel se le empezaron a formar ampollas. En la parte de la cabeza golpeada por el haz, el pelo se había caído. Una vez explicada la dinámica del accidente, todos creían que Bugorski moriría en poco tiempo. No le daban más de tres semanas.

Hay una importante diferencia entre el caso de Bugorski y los afectados por la radiación producida por el desastre de Chernóbil (Ucrania). En este caso, toda la radiación estaba concentrada en un estrecho haz que había atravesado su cabeza. Aunque sufrió algunas consecuencias irreversibles, Bugorski sobrevivió y no recibió superpoderes.

Sin embargo, a partir de entonces, el físico ya no pudo oír nada, aparte de un molesto zumbido, con su oído izquierdo. Y el mismo lado de su rostro se quedó permanentemente paralizado. Bugorski también comenzó a sufrir convulsiones tónico-clónicas, formas graves de crisis de epilepsia con pérdida del conocimiento. Se cree que todos estos síntomas son el resultado de las lesiones y la posterior cicatrización de los tejidos cerebrales atravesados ??por el haz de protones.

nuclear

¿Cómo pudo sobrevivir?

La hipótesis más compartida sobre la increíble historia de Bugorski es que el haz de protones no dio con ninguna parte vital del cerebro por pura casualidad. De hecho, si hubiera golpeado la corteza motora, el lóbulo frontal o el hipocampo, la historia podría haber terminado de manera diferente. Además, se conoce la extraordinaria capacidad del cerebro para restaurar las conexiones y el funcionamiento en caso de daño limitado y circunscrito.

Otras hipótesis se relaciona con el concepto de ‘pico de Bragg‘. Es una figura que muestra la pérdida de energía de la radiación ionizante a medida que viaja a través de la materia. Según esta curva, la trayectoria de un haz de protones culmina en el punto donde el protón deposita la mayor parte de su energía. Es un fenómeno muy estudiado en la protonterapia, que utiliza un haz de protones para tratar ciertos tipos de tumores. Y que permite minimizar los efectos sobre los tejidos no enfermos. En el caso de Bugorski, es posible que el haz no depositara la mayor parte de la energía en el cráneo.

Bugorski completó su doctorado en física de partículas y hoy tiene 78 años. Sus capacidades y funciones cognitivas no se vieron afectadas de manera evidente o significativa, aunque los demás problemas de salud provocados por el accidente aumentaron el cansancio del trabajo mental. Después de su doctorado, continuó trabajando en el laboratorio de Protvino, se casó y tuvo un hijo. En una entrevista de 1997 afirmó que le gustaría ser objeto de estudio en cualquier investigación occidental, pero no disponía de fondos suficientes para abandonar Rusia.

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Imágenes | Zoltan Tasi/Unsplash, Dan Meyers/Unsplash

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