Los dientes de 16 de centímetros no salvaron al megalodón de la extinción

El mundo submarino es considerado uno de los hábitats más inhóspitos de nuestro planeta. Ningún estudio científico sabe decir con claridad la cantidad exacta de seres que moran en las profundidades marinas, lo que hace a nuestro planeta aún más interesante. Sin embargo, sí que se sabe que hace millones de años existieron animales gigantescos que acabaron extinguiéndose con el paso de los siglos y, entre ellos, el rey de los mares tenía un nombre: megalodón.

Hace más de tres millones de años habitaba en los océanos el mayor depredador de la historia de este entorno, un animal gigantesco en el que todas las investigaciones coinciden por su capacidad para situarse en lo más alto de la pirámide alimenticia. El megalodón no es una invención de Hollywood para protagonizar películas de serie B, este tiburón gigantesco existió de verdad y todavía quedan restos de su ‘reinado’.

¿Qué es un megalodón?

Según el estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido), el Otodus megalodon era una criatura que en su estado adulto podía llegar a medir unos 16 metros de largo y pesar en torno a las 50 toneladas. Sin duda, uno de los depredadores más grandes que jamás hayan existido y que habitó los océanos de entre 23 millones a 3 millones de años desde hoy. Se han encontrado colmillos triangulares de megalodón que superan los 17 centímetros de longitud, lo que hacen pensar que la mordida de este animal era tan certera como mortal en la gran mayoría de las ocasiones.

El megalodón dominó los océanos durante millones de años gracias a unas capacidades físicas fuera de alcance para cualquier especie actual. Esta investigación determinó que la criatura tenía una cabeza de 4,65 metros de largo, una aleta dorsal de 1,62 metros y una cola que alcanzaba los 4 metros de longitud. En la actualidad, el único depredador marino que puede acercarse a este animal prehistórico es el tiburón blanco (descendiente del megalodón) y rara vez llega hasta los 6 metros de longitud en su edad adulta. Sin embargo, nuevas investigaciones han concluido que este animal prehistórico tiene bastantes semejanzas con un total de cinto especies actuales de tiburones.

¿Cuándo se extinguió el megalodón?

Según estudios recientes, el megalodón habitó los mares terrestres desde principios del Mioceno hasta finales de Plioceno, en la era Cenozoica. Al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, este gigantesco tiburón nunca coincidió con los dinosaurios, sino que surgió muchos años después de su extinción.

Es importante destacar que, al igual que las especies actuales, el Otodus megalodon tenía la capacidad de autorregular su temperatura corporal en función del agua. Algunos investigadores como Michael Griffiths, profesor de Ciencias Ambientales de la Universidad William Paterson (Estados Unidos), han señalado que el megalodón era demasiado «cálido» para llegar a considerarse un tiburón. De esta forma, necesitaba grandes cantidades de comida para sobrevivir debido a un metabolismo muy activo. Esta necesidad continua de presas lo llevó a situarse en aguas cada vez más frías por el aumento constante de la temperatura global. Su voracidad llegaba a tal punto que nuevos estudios han demostrado que incluso llegó a practicar el canibalismo en el vientre de su madre, algo que también puede verse en otras especies similares como el tiburón toro.

El alimento de estos animales se adentraba en las profundidades y era complicado de encontrar con la subida de las temperaturas terrestres. Un problema que se agravó también con la aparición de nuevas especies como las orcas, muy inteligentes a la hora de cazar bancos de peces y que acabaron por atacar a los megalodones más jóvenes ante la ausencia de comida. Esta especie de tiburón también tenía que competir con las ballenas por un pedazo cada vez más pequeño de alimento, y la competencia siguió aumentando a medida que pasaban los siglos.

Los cambios en la Tierra, el aumento de temperatura, la competencia y la ausencia de presas fueron las razones por las que este gigantesco animal acabó extinguiéndose y desapareciendo de nuestros océanos. Al tener unas dimensiones tan grandes, necesitaba alimentarse por encima de las posibilidades encontradas en los mares durante aquellos años. Por lo tanto, no sobrevivió, y con él se fueron una gran cantidad de especies de ballenas que se encontraban en la misma situación.

¿por qué se encuentran tantos fósiles y qué sabemos de ellos?

Fósil de un diente de megalodón
Fósil de un colmillo  de megalodón

Cabe destacar que el megalodón era un depredador habitual en océanos de todo el mundo cuyas dimensiones no pasaban desapercibidas, por lo tanto, suele ser habitual encontrar restos de este animal prehistórico. El último fósil de esta especie que ha sorprendido al mundo es un diente de 16 centímetros de longitud y 1,3 kg de peso. Aunque el récord del diente de megalodón más grande encontrado hasta ahora tuvo lugar en Carolina del Sur (Estados Unidos) con unas dimensiones de 16,51 centímetros.

Es importante señalar que, hasta ahora, los fósiles de megalodón solo se habían comparado con el tiburón blanco. Sin embargo, el estudio de la Universidad de Bristol dirigido Jack Cooper ha conseguido demostrar que estos animales tenían semejanzas con otras cinco especies actuales de tiburones. Es decir, el megalodón no puede compararse solo con el tiburón blanco actual, sino que estaba conformado por una gran cantidad de cualidades que pueden encontrarse en un amplio espectro de otras especies.

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