¿Qué riesgo de sabotaje tienen las redes submarinas de internet?

redes submarinasLas alarmas se dispararon tras el ataque a los gasoductos Nord Stream 1 y 2 el pasado mes de noviembre. Un sabotaje a los oleoductos diseñados para bombear gas de Rusia a Alemania a través del mar Báltico que hizo evidentes los riesgos a los que están expuestas otras infraestructuras críticas que discurren bajo el agua. Entre estas, las redes submarinas que hacen funcionar internet.

A principios de octubre, el sabotaje de algunos cables de la red de ferrocarriles alemanes tumbó durante horas los trenes en el norte del país. La policía federal abrió una investigación: quien cortó los cables sabía dónde golpear y apuntó a dos puntos vitales que hicieron que los convoyes se detuvieran. Unos días después se cortaron las conexiones telefónicas en las Islas Shetland, al norte de Escocia. Oficialmente fue un accidente.

La protección de las redes submarinas ya es una prioridad. También porque más del 95 % de los datos que viajan en internet pasa a través de una densa red de cables submarinos. En total son 486, según la última encuesta de la consultora Telegeography, y su desarrollo solo en 2020 costó 2600 millones de euros. Los cables más nuevos están enterrados para mayor seguridad. Sin embargo, su ubicación es pública.

Por tanto, se están tomando contramedidas. En Francia, el Ejecutivo encabezado por el presidente Emmanuel Macron ha lanzado un plan para proteger las redes submarinas. En septiembre, la OTAN desplegó 120 drones en Portugal para probar la respuesta a los ataques submarinos.

El Parlamento Europeo recibió en junio una informe sobre la seguridad de los cables submarinos de internet. Este trabajo evidenció la falta de atención política dedicada al tema. Los expertos escriben que «la gobernanza europea de la protección y la resiliencia de los cables sigue rezagada y debe mejorarse”.

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Cómo defender las redes submarinas

De ello podría encargarse la EMSA, la Agencia Europea de Seguridad Marítima, que ya dispone de tecnologías y herramientas para la vigilancia en el mar. De momento, sin embargo, las utiliza solo para la vigilancia de fronteras. La agencia no tiene un mandato específico para supervisar los cables, según el informe, pero como sus funciones están bajo revisión, se podría lograr una extensión sin demasiados obstáculos.

Más allá de la clásica defensa militar, existen otras formas de garantizar que internet permanezca activo incluso si las redes submarinas se vieran afectadas. Una es aprovechar el espacio. De hecho, las redes submarinas están diseñadas para garantizar la redundancia. Esto significa la presencia en un sistema de elementos capaces de realizar la misma función para aumentar la fiabilidad, en caso de que uno de estos no esté disponible por diversas razones. El espacio agregaría otro nivel de seguridad.

El uso de la red Starlink de Elon Musk en Ucrania es el mejor ejemplo de ello. Al comienzo de la invasión, Rusia apuntó a la infraestructura de telecomunicaciones y atacó inmediatamente la red satelital estadounidense Viasat. Sin embargo, la constelación de satélites que ofrece el fundador de Tesla hizo posible mantener en línea los servicios públicos esenciales para las empresas y los ciudadanos. Un elemento clave en el desarrollo de la guerra.

Tanto es así que al primer atisbo de retirada por parte de Musk, Estados Unidos y la Unión Europea se ofrecieron para contribuir a los gastos que el magnate ya no está dispuesto a soportar. Lo que sucedió en Ucrania está ocurriendo o está previsto que pase en todas partes. De hecho, muchas empresas de tecnología, incluida Cisco, están en Ucrania para estudiar la dinámica de los ataques que podrían repetirse en otras áreas geográficas. Y probar remedios.

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Tecnologías de autodefensa

Otra táctica para aumentar su seguridad, es dotar a las redes submarinas de herramientas para autodefenderse. O mejor dicho, registrar la actividad alrededor de los cables y detectar anomalías en tiempo real. Es una tecnología en la que está trabajando Nokia, entre otras. La compañía ha desarrollado un sistema de transformación de cables en sensores de movimiento, capaces de detectar no solo las sacudidas de los terremotos, sino también el paso de barcos, submarinos o drones.

Los cables se convertirían así en sensores capaces de transmitir a la unidad de control una serie de informaciones sobre movimientos cercanos. Esto no permitiría determinar de inmediato si se trata de un fenómeno natural o un ataque ni la identidad de un saboteador. Sí produciría, no obstante, una señal en tiempo real de lo que sucede en las inmediaciones de la infraestructura. De momento el dispositivo, que se está colocando en la costa, se encuentra en fase de pruebas y Nokia tiene previsto lanzarlo al mercado el próximo año. Paralelamente, la compañía está investigando para aumentar el alcance de la tecnología, que ahora garantiza una cobertura de 100 kilómetros.

No mucho, si se consideran los miles de kilómetros que recorren estas redes. Dunant, el cable tendido por Google entre Virginia Beach, en Estados Unidos, y Saint Hilaire de Riez, en Francia, mide casi 6500 kilómetros. Prácticamente lo mismo que Ellalink, que conecta Sines, una ciudad portuguesa que vio nacer al explorador Vasco da Gama, con Fortaleza en Brasil.

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Imágenes | Cristian Palmer/Unsplash, Ryutaro Uozumi/Unsplash, JJ Ying/Unsplash

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