Falcon Heavy, SpaceX y cómo un Tesla allana el camino a la llegada del hombre a Marte

Ayer, 6 de febrero de 2018, a las 21:45 hora española, SpaceX, la compañía espacial estadounidense de propiedad de Elon Musk, el Sr. Tesla, lanzó al espacio su primer Falcon Heavy, el cohete más grande y poderoso disponible actualmente en la Tierra y, de paso, también envió un coche de la casa hacia Marte.

La prueba servía para demostrar las capacidades del nuevo cohete, que podrá ser utilizado para llevar en órbita satélites más pesados o empujar hacia planetas lejanos sondas y robots.

Sin embargo, el verdadero sueño del visionario fundador de Tesla es acercarse a la conquista de Marte. Con una puesta en escena espectacular y 120.000 personas asistiendo al evento con la nariz hacia arriba, el lanzamiento fue un éxito rotundo, a pesar del retraso de casi tres horas debido a las condiciones del tiempo en Florida.

La carrera al Espacio con fondos privados

El Falcon Heavy es el cohete más poderoso desde la época del Saturno V, la serie que, entre 1967 y 1973, llevó a 12 hombres a pisar la Luna. Con la apuesta de Musk, debería reanudarse definitivamente, y con capital privado, el sueño espacial estadounidense, largamente mortificado por los recortes de los sucesivos gobiernos estadounidenses. El Falcon Heavy, de hecho, es el hermano mayor del Falcon 9, que desde hace años lleva satélites en órbita y entrega suministros a la Estación Espacial Internacional (ISS).

En 2014, SpaceX alquiló a la NASA la histórica rampa LC-39 / A de Cabo Cañaveral. Y no solo para este o los previos lanzamientos de la firma, sino que está previsto que este año se lleve a cabo el primer lanzamiento de prueba con una tripulación humana. Es uno de los apartados del contrato estipulado con la agencia espacial estadounidense, que, desde la jubilación del Shuttle en 2011, necesita pedir costosos pasajes a su homóloga rusa para llevar astronautas hasta la ISS a borde de la Soyuz.

EL Falcon Heavy, un prodigio de rentabilidad

El Falcon Heavy, sin tripulación, es un cohete de tres estadios y cuesta 1.100 dólares por kilogramo de carga útil, una cuadragésima parte del coste del viejo Shuttle. Un viajero de estatura media pagaría un billete de 65.000 euros. En comparación con el Saturno V, tiene una altura de un poco más de la mitad (70 metros frente a 111) y pesa 1.420 toneladas (3.000 el Saturno).

Un lanzamiento permite llevar a la órbita terrestre baja, entre 160 y 2.000 kilómetros, cerca de 64 toneladas de material, con un coste de alrededor de 90 millones de dólares, una cifra muy baja para la industria espacial, especialmente cuando se compara con los 350 millones de dólares requeridos por otras compañías que no pueden ofrecer una capacidad de carga comparable.

El Falcon Heavy fue propulsado por los 27 motores de los tres cohetes que lo conforman. Después de unos minutos del lanzamiento, los dos cohetes laterales se separaron y llevaron a cabo una reentrada controlada a la Tierra para poder ser reutilizados. Revirtieron el sentido de marcha y realizan un espectacular e inédito aterrizaje sincronizado en Cabo Cañaveral.

Lo que quedó del cuerpo principal siguió viajando para alejarse de la Tierra, hasta la separación de un tercer módulo, cuyo aterrizaje estaba previsto en una plataforma flotante puesta en el medio del Océano Atlántico, pero que finalmente cayó al agua. El sistema de recuperación de cohetes es fundamental para SpaceX, ya que permite reducir drásticamente los costes de los lanzamientos.

Tras el estreno de ayer, el Falcon Heavy ya tiene más vuelos programados. Está reservado para instalar un satélite de comunicaciones para el operador Arabsat de Arabia Saudita a principios de 2018. Además, llevará a cabo un test para la Fuerza Aérea de los EE.UU. para comprobar si está listo para transportar cargas de seguridad nacional. También se espera que el Halcón coloque otros dos satélites, uno para Inmarsat y otro para Viasat.

En coche hasta Marte

La órbita que ha sido seleccionada para la primera parte del viaje es una ‘trayectoria de Hohmann‘, concebida en 1925 para transferir con el mínimo gasto de energía una nave espacial de una órbita baja circular a una gran órbita elíptica tangente a la primera. En el caso del Falcon Heavy, la órbita final es muy elíptica, con el afelio (el punto de máxima distancia entre un cuerpo del sistema solar y el Sol) cerca de la órbita de Marte.

Si todo va bien, el descapotable rojo Tesla Roadster, propiedad de Elon Musk, será expulsado del cohete y entrará en esta órbita muy amplia alrededor del Sol, lo que le dará el impulso necesario para llegar hasta Marte. Según lo anunciado, la radio del automóvil debería permanecer encendida para que suene constantemente ‘Space Oddity’ de David Bowie.

Algunos observadores han expresado su preocupación por el hecho de que el Roadster pueda estrellarse contra la superficie marciana, si algo no sale como estaba previsto, pero Musk cree que se trata de una eventualidad muy “remota”.

El empresario también anunció que el coche ha sido equipado con tres cámaras para capturar lo que ‘verá’ a su alrededor. No sabemos si tendremos imágenes sólo de los primeros momentos después del lanzamiento o si veremos el pasaje cerca de Marte, donde el vehículo está previsto que llegue en los próximos meses.

Las sondas de NASA y ESA llevan ya años ofreciéndonos increíbles vistas desde el planeta rojo, pero la imagen sacada desde el salpicadero de un coche nos falta. Podría ser el anuncio publicitario más caro del la historia. 

Imágenes | SpaceX – Instagram/ElonMusk
En Nobbot | Carlos Entrena Utrilla, especialista en economía espacial: ”Pisaremos Marte antes de 2030”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *