Los tiempos han cambiado: hay más niños que quieren ser ‘youtubers’ que astronautas

El futbolista o la bailarina para las generaciones esclavas de las barreras de género. El médico o el fontanero cuando los oficios todavía eran fuente de admiración. Pero también ser jefe del mundo o Batman. Los sueños de los niños para su futuro cambian en función de la evolución de la sociedad que les rodea. Hoy en día la máxima aspiración es la de convertirse en youtubers.

Hace cincuenta años, el alunizaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin hizo soñar millones de niños en todo el mundo. Los primeros pasos en la Luna inspiraron a generaciones de ingenieros, científicos y matemáticos. En 2019, el año conmemorativo del legendario viaje del Apolo 11, la fascinación interestelar parece estar de capa caída. Un estudio realizado por Lego, la histórica empresa de juguetes, revela que los niños que sueñan con covertirse en youtubers son tres veces más que los que aspiran a la exploración espacial.

La compañía danesa entrevistó a 3.000 niños de entre 8 y 12 años, de Estados Unidos, Reino Unido y China. Además de 326 padres con hijos de entre 5 y 12 años. A la pregunta «¿Qué te gustaría ser de mayor?”, la mayoría de los niños occidentales respondió «youtuber«. En concreto, un tercio de los encuestados (29%) en los Estados Unidos e Inglaterra sueña con un futuro de fama digital. Solo el 11% sigue con la ambición de ser astronauta.

Después del creador de contenido en Youtube, en el ‘top 5’ occidental se encuentra el deseo de convertirse en maestros. En el tercer lugar resiste el atleta profesional, por delante del músico. Solo como quinta opción los niños británicos y estadounidenses contemplan el clásico sueño del espacio. Desaparecen por completo las carreras en los campos de la medicina, la ingeniería o la ley.

En China, sí quieren ir al espacio

La situación no es de completa homogeneidad y las respuestas varían según el lugar de origen de los entrevistados. En China el 55% de los niños todavía espera poder volar fuera de la Tierra. En cambio, el trabajo de youtuber solo ocupa el quinto lugar (18%) de los cinco más deseados. Después de la carrera espacial, los niños chinos sueñan con ser maestros, músicos y atletas profesionales.

En general, la fascinación por el espacio no se ha perdido por completo. Los datos integrados entre países mostraron que tres de cada cuatro niños creen que los humanos vivirán en el espacio o en otro planeta en el futuro. El 96% de los chinos cree en una inminente salida de la Tierra. Lo que es más que el 63% registrado en el Reino Unido y el 68% de los Estados Unidos.

Cuando se les preguntó sobre su disposición a ir o no al espacio, el 95% de los niños chinos respondió afirmativamente. Un porcentaje que se reduce al 70% para los encuestados estadounidenses y al 63% para los británicos. Sin embargo, casi todos los niños (90%) quieren saber más sobre la investigación científica en esta área.

La encuesta llevada a cabo por Lego permite redefinir el escenario que rodea a los más jóvenes. En el fondo, la dinámica que produce los sueños no ha variado: los niños siguen queriendo parecerse a los modelos que consideran más exitosos, populares o divertidos. Hoy en día, el número de personas que usan YouTube supera los 1.300 millones. Entre estos se encuentran muchos niños enamorados de sus ídolos.

Los youtubers son los nuevos ídolos

Pequeños creadores de contenido como Ryan han sido y son los compañeros de juegos de los niños de la generación Z. Esa generación, criada y calmada con los vídeos de la plataforma, aprendió que esa es la clase de celebridad en la que inspirarse. Igual que los astronautas lo eran en 1969. La red ofrece la percepción de que cualquiera puede triunfar tan solo con poseer un smartphone o publicar unos vídeos. Y aunque el verdadero éxito sea prerrogativa de muy pocos, el mito ya está construido.

Además, muchos youtubers tienen casi la misma edad que los niños de la encuesta. Son productores de contenido creativo original con muchos seguidores y algunos llegan a ganar mucho con la publicidad. El astronauta con mayores ingresos puede llevarse a casa alrededor unos 120.000 dólares al año, según la Oficina de Administración del Personal de los Estados Unidos. El año pasado, en cambio, el youtuber Ryan, de 8 años, ingresó unos 22,5 millones en su cuenta bancaria.

Por esta razón, abrir un paquete y probar un juguete parece mucho más deseable que llevar a cabo tantos esfuerzos para volar a un espacio desconocido. En resumen, mejor un ‘unboxing’ hoy que un nuevo planeta mañana. Porque, a los ojos de los más pequeños, los youtubers son personas que se ganan la vida haciendo lo que les gusta y divirtiéndose. Algo que, al fin y al cabo, es el sueño de todos.

youtubers

El sueño de una nación

Youtube está prohibido en China, al menos oficialmente, pero existen alternativas locales. En general, el mercado chino del online es mucho más avanzado y maduro y con más oportunidades de ganar dinero que en los Estados Unidos o Europa. El comercio electrónico genera gran parte de los ingresos de un ‘KOL’, el equivalente de un influencer’. Porque las plataformas que ellos utilizan están más integradas verticalmente para incluir elementos de compra.

No obstante, los diferentes datos orientales y occidentales reflejan una diferencia entre las dos sociedades. La carrera espacial siempre ha sido sinónimo de aventura para todo un pueblo que quiera triunfar como nación. Los niños chinos están adoctrinados sobre lo que significa pertenecer al ‘Imperio del Medio’ y participar en esta misión colectiva de grandeza sigue siendo un sueño común. Exactamente lo que sucedió durante la Guerra Fría con los niños estadounidenses, que hoy, sin embargo, viven una época de desencanto.

La última misión espacial tripulada para aterrizar en un objeto astronómico diferente a la Tierra tuvo lugar cuando los abuelos de estos niños tenían su edad. Hoy, la nueva frontera, el nuevo desafío, el nuevo ‘rock ’n’ roll’ está representado por las tecnologías que viajan por la red. De ese modo, las aventuras interestelares corren el riesgo de parecer algo bonito y polvoriento, como un viejo disco de los Beatles.

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Imágenes | iStock, Pixbay

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